Falleció el padre Dri, el cardenal que "enseñó" la misericordia al Papa Francisco
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano
"¿Él? ¡Es un grande!". En esa expresión espontánea y cercana con la que el Papa Francisco describía al padre Luis Pascual Dri —el confesor capuchino argentino que fue creado cardenal a los 96 años— se reflejaba toda la estima y el afecto que lo unían al hombre que fue, para él, su “maestro” de misericordia. Esa misericordia que el fraile derramaba “a baldazos” en el confesionario, y que luego llevaba ante Jesús con humildad: “Señor, perdóname porque he perdonado demasiado. Pero fuiste tú quien me dio el mal ejemplo”.
Padre Dri falleció el lunes 30 de junio en Buenos Aires, a los 98 años. Desde 1945 vestía el hábito franciscano. Sus restos están siendo velados en el Santuario de Nuestra Señora de Pompeya, donde vivía retirado desde 2007. El funeral será mañana, miércoles 2 de julio, presidido por el arzobispo Jorge Ignacio García Cuerva. “Con la certeza de tanto bien realizado por el padre Dri en nuestra Arquidiócesis de Buenos Aires —— acompañamos a su familia religiosa y a todos sus seres queridos en este momento de profundo dolor, pero al mismo tiempo de esperanza en el Señor”.
“Misericordiando” al estilo de padre Pío y san Leopoldo
Sí, esperanza. La misma que el cardenal, nacido el 17 de abril de 1927 en Federación, provincia de Entre Ríos (Argentina), regalaba a quienes se acercaban al confesionario insonorizado con paneles blancos, dentro del santuario. En una familia donde 8 de 9 hijos se consagraron a la vida religiosa, seminarista en Uruguay y misionero en las favelas, Dri ofrecía consuelo sin descanso en ese espacio reducido —descrito por algunos como un viejo estudio de radio— siguiendo el ejemplo de padre Pío y san Leopoldo Mandić, a quienes conoció en los años 60. “Hasta que se consumen las velas”, solía decir.
El consistorio de 2023
Fue por este ministerio incansable que el Papa Francisco decidió otorgarle la dignidad cardenalicia en su penúltimo consistorio, el 30 de septiembre de 2023, el mismo en el que también fue creado cardenal Robert Francis Prevost, hoy Papa León XIV. Por su edad y salud, el fraile no pudo asistir a la ceremonia en San Pedro, pero recibió los signos cardenalicios en Buenos Aires, en una ceremonia celebrada en la catedral. Se le asignó el título de cardenal diácono de Sant’Angelo in Pescheria. No fue un premio, sino una “c”, una “delicadeza” —según palabras del propio Dri en una conversación telefónica con medios vaticanos—, donde afirmó que, aunque la decisión del Papa lo emocionó profundamente, para él no cambiaba nada el haber sido incorporado al Colegio Cardenalicio.
Con su hábito marrón y el solideo rojo, incluso como purpurado, Dri siguió haciendo lo que siempre hizo: administrar el sacramento de la Reconciliación. Y rezar, por supuesto. Porque esa actitud de compasión y caridad que siempre lo caracterizó —“Lo primero es reconocer que soy tan pecador como el que viene a confesarse”, decía— brotaba esencialmente de su vida de oración ante el Sagrario.
El recuerdo de Francisco
Con un dejo de emoción, el Papa Francisco pronunció su nombre desde la ventana del Palacio Apostólico durante el , cuando anunció el consistorio de septiembre. Dri fue el último en ser mencionado, pero no en el corazón del Papa, que lo recordó con estas palabras:
"Recuerdo a un gran confesor, un padre capuchino que ejercía su ministerio en Buenos Aires. Una vez vino a verme, quería hablar. Me dijo: ‘Te pido ayuda, siempre tengo mucha gente en el confesionario, de todo tipo: humildes, no tan humildes, incluso muchos sacerdotes... Yo perdono mucho, y a veces me entra un escrúpulo, el de haber perdonado demasiado’. Hablamos de la misericordia, y le pregunté qué hacía cuando sentía ese escrúpulo. Me respondió: ‘Voy a nuestra capillita, me arrodillo frente al Sagrario y le digo a Jesús: Señor, perdóname porque he perdonado demasiado. ¡Pero fuiste tú quien me dio el mal ejemplo!’. Eso no lo olvidaré jamás. Cuando un sacerdote vive así la misericordia consigo mismo, puede regalarla a los demás”.
“Confieso mucho, muchas horas, mañana y tarde”
La primera vez que Francisco lo dio a conocer al mundo , durante un encuentro con los párrocos de Roma. Ese mismo año lo mencionó en el libro El nombre de Dios es misericordia, y luego en 2016, durante el Jubileo con los confesores. En 2017, quiso regalar a los párrocos romanos el libro No tengas miedo de perdonar, una biografía de padre Dri con prólogo del Papa. En él, el fraile hablaba de su relación con Bergoglio:
"Cuando él era cardenal aquí en Buenos Aires, yo confiaba mucho en él, iba a hablarle y una vez le conté todo esto. Me decía: ‘Perdona, perdona, hay que perdonar’. Y yo: sí, perdono, pero me queda cierta inquietud y por eso luego voy ante Jesús y le digo que fue Él quien me enseñó, que el mal ejemplo lo dio Él, porque Él perdonó todo, nunca rechazó a nadie”. Al parecer, esas palabras tocaron a Bergoglio, se le quedaron grabadas. Él sabe que confieso mucho, muchas horas, de mañana y de tarde. Y más de una vez ha aconsejado a algunos sacerdotes, con algún problema, que vengan a hablar conmigo. Yo los he escuchado y ahora somos grandes amigos. Algunos vienen seguido, charlamos, y espiritualmente se sienten muy bien”.
Una vida que enseña
El cardenal Dri se decía agradecido por la “iԳ岹” confianza que el Papa depositó en él al hacerlo cardenal: “Yo no soy un sacerdote, un fraile de estudios. No tengo doctorados, no tengo nada. Pero la vida me enseñó mucho, la vida me marcó. Y como nací muy pobre, siento que siempre debo tener una palabra de misericordia, de ayuda, de cercanía para quien venga aquí. Nadie debe irse sintiendo que no fue comprendido, o que fue despreciado o rechazado”.
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