El Papa cree en el multilateralismo para que nadie sea ignorado
Edoardo Giribaldi – Ciudad del Vaticano
“El Papa León cree profundamente en el multilateralismoâ€, no en una “burocracia abstractaâ€. Su llamamiento es a una diplomacia viva, capaz de hacerse carne, de inclinarse sobre las “heridas silenciosas de la humanidad†y escucharlas de verdad. Es allí, en la voz rota de los “desplazadosâ€, en los ojos cansados de los “migrantesâ€, en las manos de los “explotadosâ€, donde la política puede redescubrir su rostro más auténtico. No como un “ejercicio de poderâ€, sino como un “acto de justiciaâ€. Es allí donde, a través de las grietas del mundo, se vislumbra “el rostro de Cristoâ€.
Esto fue lo declarado por el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, durante la “Fiesta del Papa†celebrada ayer, 25 de julio, en la Nunciatura Apostólica en México, con ocasión del aniversario de la elección de León XIV al pontificado.
El arzobispo Gallagher llegó a México el 24 de julio y permanecerá hasta el 29 para participar en la Asamblea General de la Federación Internacional de Universidades Católicas, que se realiza en Guadalajara.
El camino de la fe de México
En su discurso, agradeció al nuncio apostólico, monseñor Joseph Spiteri, por la organización del encuentro, destacando cómo esta participación testimonia “el papel único y duradero de la Iglesia católica en el diálogo internacional, en el compromiso humanitario y en la diplomacia moralâ€.
Luego repasó algunos hitos fundamentales del camino de fe del pueblo mexicano, marcado por “complejidad, pero también por un profundo afecto mutuoâ€.
Recordando la llegada de los primeros misioneros a principios del siglo XVI – entre ellos el fraile Juan de Zumárraga, primer arzobispo de México – monseñor Gallagher destacó cómo estos anunciaron el Evangelio “no solo como una doctrina abstracta, sino como un encuentro con el Dios vivo y un llamado a la justicia, a la misericordia y a la dignidad humanaâ€.
Además de evangelizar, también se esforzaron en la construcción de escuelas, hospitales y estructuras de protección para los pueblos indígenas, “a pesar de las evidentes deficiencias y fragilidades que marcaron gran parte de la historia colonialâ€.
Nuestra Señora de Guadalupe, "puente entre los pueblosâ€
También fue central en su discurso la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe en 1531, señalada como “un punto de inflexión†que sembró la fe cristiana en el corazón de la cultura mexicana.
“Su imagen, sus palabras, su mirada maternal – recordó el arzobispo Gallagher – no fueron impuestas, sino acogidas; no eran extrañas, sino familiaresâ€. Hoy, la Virgen de Guadalupe sigue representando un “puente entre los pueblos†y “el símbolo más poderoso de unidad entre la Iglesia y el pueblo mexicanoâ€.
El domingo 27 de julio, el arzobispo celebrará la Misa en el Santuario dedicado a la patrona del país.
Monseñor Gallagher también recordó el papel de la Iglesia en el recorrido histórico del país: “En medio de la independencia, la revolución y la reforma socialâ€, compartió las pruebas del pueblo, viviendo en primera persona también la supresión de la práctica religiosa en el siglo XX. Hoy permanece presente en las aulas, en los hospitales, en las campañas y en los barrios, para reafirmar “que cada persona está hecha a imagen y semejanza de Diosâ€.
Las relaciones entre México y la Santa Sede
Además, recordó el compromiso constante de la Santa Sede de colaborar con el pueblo y el gobierno de México, “sobre la base del respeto mutuo, de los valores compartidos y de la búsqueda común de la paz y el desarrollo humano integralâ€. Las relaciones diplomáticas, restablecidas formalmente en 1992 “después de una larga pausa históricaâ€, se han ido fortaleciendo progresivamente, volviéndose “más transparentes y fructíferasâ€.
“Caminar juntosâ€
Se prestó especial atención al papel de México en la promoción del diálogo y la paz en América Latina, especialmente en los contextos de conflicto y migración. En nombre del Papa León, monseñor Gallagher reafirmó la voluntad de la Iglesia de “caminar juntos†junto a los más vulnerables: pobres, migrantes, indígenas, víctimas de la violencia y todos aquellos que viven en los márgenes de la sociedad. Un compromiso arraigado en los principios del Evangelio – dignidad humana, subsidiariedad, solidaridad y bien común – que hoy son “más necesarios que nuncaâ€, en un tiempo marcado por la “polarización y fragmentación socialâ€.
Las "heridas silenciosas de la humanidadâ€
El arzobispo afirmó que México conoce bien las “heridas silenciosas de la humanidadâ€: pobreza, violencia, devastación ecológica y crisis de la verdad en el discurso público. Heridas que se manifiestan en el “crimen organizadoâ€, en la “corrupciónâ€, en la “desigualdad económicaâ€. Pero que enfrenta con resiliencia, acompañado por una Iglesia “presente no para dominar, sino para servir; no para imponer, sino para acompañarâ€.
En este contexto, la diplomacia asume un papel “fundamentalâ€, capaz de abrir “canales de paz y cooperación†y prevenir las crisis “antes de que se conviertan en catástrofesâ€.
“El Papa León – reiteró el arzobispo Gallagher – cree profundamente en el multilateralismo, no como una burocracia abstracta, sino como una herramienta para garantizar que ninguna nación, ningún pueblo, ningún grito de los pobres sea ignoradoâ€.
Escuchar, "de verdadâ€
Una visión que sigue la línea del Papa Francisco, promoviendo “una cultura del encuentroâ€, donde la escucha se convierte en la palabra clave: “Cuando escuchamos – de verdad escuchamos – a quienes sufren, a los desplazados, a los explotados, a los migrantes y a los familiares de los desaparecidos, comenzamos a ver el rostro de Cristo en ellos. Y sólo entonces la política puede ser formulada no como un ejercicio de poder, sino como un acto de justiciaâ€.
Las “flores†de México
Monseñor Gallagher concluyó su intervención evocando “las flores†nacidas “de la sangre de los mártires mexicanosâ€, signo de una esperanza que triunfa sobre las dificultades. Una comunidad no “perfectaâ€, pero perseverante, que debe ser apoyada “para construir un camino a la altura de la dignidad humana que todos reconocemosâ€.
Finalmente, hizo un llamado a la responsabilidad:
Y para cerrar, las palabras de la Virgen de Guadalupe a san Juan Diego: “¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás tú bajo mi protección?. Una pregunta que Gallagher volvió a plantear, invocando su intercesión para que el pontificado de León XIV sea “un tiempo de renovación, compasión y pazâ€.
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