Bienal de Arquitectura, la «Opera Aperta» de la Santa Sede, taller de participación
Eugenio Murrali - Ciudad del Vaticano
Las diagonales de una luz infatigable y primordial que ilumina la iglesia del complejo de Santa María Auxiliadora en gradaciones del blanco al ocre. Los inocentes tubos de la obra abierta, la presencia humana, de los restauradores, de la comunidad, de los visitantes de la Bienal de Venecia, los instrumentos musicales, las huellas del «acqua granda», que llegó en 2019 para marcar este antiguo edificio del siglo XII. Cuidados, curación, participación, esperanza, diálogo. El pabellón de la Santa Sede es una «Opera Aperta» (Obra Abierta, como su nombre indica), en esta 19ª Exposición Internacional de Arquitectura. Así describe el Cardenal Tolentino de Mendonça el proyecto concebido por las comisarias Marina Otero Verzier y Giovanna Zabotti, el estudio de Tatiana Bilbao y MAIO Architects: «Al tiempo que restauramos el edificio histórico, restauramos también el tejido social, permitiendo a las asociaciones del barrio de Castello, y de toda Venecia, participar activamente, no como meros espectadores, sino como constructores del pabellón».
Una inteligencia comunitaria
«En una Bienal dedicada, como en este caso, al tema de la inteligencia, tanto humana como artificial, el pabellón de la Santa Sede se centra en el desarrollo de una inteligencia que siempre nos ha acompañado y que nos garantiza la posibilidad de un futuro verdaderamente humano: la inteligencia comunitaria, colectiva», observa el prefecto, que explica cómo, cuando estamos juntos, podemos desarrollar una inteligencia afectiva, emocional, pero también racional, que es importante para construir un mundo de paz y esperanza. Y añade: «Ciertamente, las palabras inaugurales del Papa León XIV son providenciales, porque tender puentes es precisamente la base de esta inteligencia comunitaria que, juntos, queremos privilegiar».
Un pabellón-parábola
Para el cardenal Tolentino de Mendonça, «Opera Aperta» es «una parábola, porque la intervención sobre el espacio físico nos ofrece la oportunidad de reconstruir más: de reconstituir lo humano, lo social en una época de fragmentación, de polarización, de soledad. Esta restauración del tejido comunitario necesita tiempo, necesita espacio. El pabellón quiere ser esto. Restauramos, por ejemplo, una capilla, y es imposible no recordar las palabras del crucifijo de San Damián: "Francisco reconstruye mi iglesia"». Un cuidado delicado, entendido en sentido amplio, una atención a la creación y a sus expresiones que recuerda, diez años después de su publicación, la Laudato si' del Papa Francisco. Dice el prefecto: «Como entendemos de la encíclica, que es un manifiesto para el siglo XXI, todo está conectado: la situación del hombre y la situación del planeta están vinculadas. En este sentido es un pabellón-parábola, porque queremos contar esta interconexión».
La esperanza no es caminar solos
«Este pabellón es un discurso sobre la esperanza», afirma con decisión el cardenal al hablar de la relación entre el proyecto presentado en Venecia por la Santa Sede y el año jubilar que estamos viviendo. Y prosigue: «La esperanza no es una idea externa a la realidad, no es la fermentación de una ilusión, una especie de evasión del mundo y de sus dramas. Debemos escuchar los dolores, los problemas, abrazar las grietas y las patologías del presente. La esperanza no es nunca el arte de caminar solos, sino que es siempre una mística del conjunto».
Los primeros días del pabellón
Giovanna Zabotti, veneciana, directora artística de Fondaco Italia y cocuradora de «Opera Aperta», contó a los medios vaticanos el entusiasmo de estos primeros días: «El pabellón de la Santa Sede es una respuesta de inteligencia comunitaria, una obra colectiva que pretende valorizar lo que ya existe. Una arquitectura que se preocupa de restaurar más que de sustituir y que no pretende tapar grietas, sino darles un nuevo sentido». Hay un diálogo vivo con el tejido social. La primera respuesta vino de algunos alumnos del conservatorio, que también se encontraron allí de forma espontánea: «Cuando pusimos instrumentos a disposición, los músicos aparecieron contentos. Para nosotros, que un arte como la música ya habite "Opera Aperta" y mantenga a la gente cerca, aportando esa poesía que necesitamos en la vida cotidiana, es muy importante».
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí