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Andrea Tornielli - Maputo

Ante la crisis de identidad que viven los sacerdotes, religiosos y religiosas, el camino es volver a Nazaret, es decir, 鈥渁 los lugares donde fuimos llamados y donde era evidente que la iniciativa y el poder eran de Dios鈥�. El Papa Francisco en la Catedral de Maputo añadió otro rasgo al retrato de quien consagra su propia vida a Dios y al servicio de los hermanos. Lo hizo comparando las dos anunciaciones de las que nos habla Lucas en los primeros pasos de su Evangelio: la de Zacarías, sacerdote y padre de Juan Bautista, que tuvo lugar en el Templo de Jerusalén, en el lugar más sagrado de la ciudad más importante; y aquella de María, una joven mujer laica, que ocurrió en Nazaret, la pequeña y remota aldea de Galilea.

鈥淎 veces -explicó el Papa- sin quererlo, nos acostumbramos a identificar nuestra actividad cotidiana como sacerdotes con ciertos ritos, con reuniones y charlas, donde el lugar que ocupamos en la reunión, en la mesa o en el aula es jerárquico; nos parecemos más a Zacarías que a María鈥�. En cambio, precisamente 鈥渓a inconmensurable grandeza del don que se nos ha dado para el ministerio nos relega entre los hombres más pequeños鈥�. El sacerdote, añadió Francisco, 鈥渆s el más insensato de los hombres si Jesús no lo instruye pacientemente como lo hizo con Pedro; es el más indefenso de los cristianos si el Buen Pastor no lo fortalece en medio del rebaño. Nadie es más pequeño que un sacerdote abandonado a su propia fuerza鈥�.

Se puede salir de la crisis de identidad si 鈥渘uestros cansancios están vinculados a nuestra capacidad de compasión鈥�, es decir, a ese compartir cotidiano de la vida de las personas, a esas tareas 鈥渆n las que nuestro corazón es 鈥榤ovido鈥� y conmovido鈥�. Porque así se redescubre el camino del servicio, el camino de Nazaret, confiando no en las propias fuerzas, en las propias estructuras, en la propia capacidad o en las propias estrategias, sino solo en el Dios que 鈥渄erribó a los poderosos de sus tronos y alzó a los humildes鈥�.