El Papa: La esperanza cambia el mundo, hay que cultivarlo en el corazón
Isabella H. de Carvalho - Ciudad del Vaticano
"La esperanza se reaviva cuando cavamos y rompemos la costra de la realidad, vamos más allá de la superficie" y "así es como se encuentra el Reino de Dios". León XIV exhortó a buscar a Cristo profundizando en los hechos de la vida con la curiosidad de los niños, en la catequesis que pronunció en la audiencia jubilar celebrada esta mañana, 6 de septiembre. Dirigiéndose a la multitud de fieles de todo el mundo congregados en la Plaza de San Pedro, a los que saludó con un recorrido en papamóvil, el Papa dio la bienvenida subrayando cómo en Roma, "ciudad rica en historia", podemos "ser confirmados en la fe, en la caridad y en la esperanza". El Pontífice utilizó este último elemento, que es también el tema del Año Santo, como punto de partida para su reflexión sobre la parábola de Jesús sobre el tesoro escondido en el campo, tomada del Evangelio de Mateo. León XIV explicaba cómo de niños "meter las manos en la tierra tenía un encanto especial" y este juego permitía "atravesar la dura corteza del mundo y ver lo que hay debajo". En la parábola "ya no es un juego de niños, pero la alegría de la sorpresa es la misma".
No nos conformemos con nuestras posiciones y riquezas
El Pontífice destaca como modelo a seguir a "Flavia Julia Helena, madre del emperador Constantino", quien, como los demás primeros cristianos después de haber tenido la libertad de vivir la fe, comenzó a "excavar" en los lugares de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. "¡Cuántas otras cosas podría haber hecho una emperatriz! Cuántos lugares nobles podría haber preferido a Jerusalén suburbana. Cuántos placeres y honores cortesanos', reflexionó León XIV. Pero en lugar de eso se convierte en 'una mujer que busca' y 'que cava' para seguir a Jesús. "También nosotros, hermanas y hermanos, podemos quedar atrapados en las posiciones que hemos alcanzado y en las riquezas, más o menos grandes, que nos dan seguridad -advierte el Papa-.
Nos volvemos como niños
El Pontífice aclaró que quizá Helena había comprendido la importancia de la cruz precisamente "porque había llevado la suya durante mucho tiempo". "No había nacido en la corte: se dice que era una posadera de origen humilde, de la que se enamoró el futuro emperador Constancio", luego se casó con ella pero la repudió, distanciándola de su hijo Constantino, que también "le causó no poco dolor y decepción", relata León XIV. Sin embargo, nunca dejó de ser ella misma, "decidió hacerse cristiana y practicó siempre la caridad, sin olvidar nunca a los humildes", y por ello es un ejemplo.
Y el Papa sugiere volverse "como niños" para conocer "otro Reino, otra fuerza", en lugar de "caminar orgullosos, pisoteando distraídamente el tesoro que está bajo nuestros pies". Y concluye reiterando que "Dios está siempre debajo de nosotros, para levantarnos".
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