Derechos humanos, Türk: «Es hora de que los Estados actúen»
Pietro Piga – Ciudad del Vaticano
La violencia, la brutalidad y la injusticia azotan el mundo. Por ello, Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR), lanzó una advertencia en la inauguración de la 60.ª sesión del Consejo de Derechos Humanos: «Es hora de que los Estados despierten y actúen». Desde el Palacio de las Naciones, en Ginebra, antes de ofrecer una visión general de los focos de guerra, el máximo responsable del organismo de la ONU subrayó que «los derechos humanos, todos los derechos humanos, son los cimientos sólidos de las sociedades prósperas. Son el vínculo de confianza entre las personas y sus gobiernos. Los derechos humanos nos proporcionan una brújula que nos guía a través de los retos de nuestro tiempo, desde la crisis climática hasta los avances tecnológicos. Sin embargo, en todo el mundo están surgiendo tendencias preocupantes que socavan nuestros derechos».
Las zonas en crisis
Türk destacó la ausencia de «desfiles por la paz o ministerios de paz», en favor, en cambio, de la «glorificación de la violencia», la «propaganda pro-guerra» y los «desfiles militares». El Alto Comisionado también pidió que no se retrocediera ante la discriminación, la distorsión y las mentiras para «salvaguardar ochenta años de avances en materia de libertad, igualdad y justicia». Pero, mientras tanto, el derecho internacional se ha debilitado y los derechos humanos están siendo atacados por conflictos que se prolongan desde hace tiempo. Como el de Ucrania, «que se ha vuelto aún más mortífero», donde en las últimas semanas se han producido «algunos de los ataques aéreos más intensos desde el inicio de la guerra» y «ataques deliberados contra sistemas energéticos civiles y otras infraestructuras esenciales para la vida civil, lo que constituye una grave violación del derecho internacional». Y donde, según ha informado Türk, la OACDH está documentando las violaciones cometidas por las dos partes implicadas.
De Gaza a las guerras olvidadas
Sobre la guerra en Gaza, que el Alto Comisionado define como un «cementerio», ha advertido a la comunidad internacional, que «está fracasando en su deber», y le ha planteado una serie de preguntas: «¿Dónde están los pasos decisivos para prevenir el genocidio? ¿Por qué los países no están haciendo más para evitar crímenes atroces?». El Alto Comisionado también se refirió a la guerra en Sudán, subrayando que «la magnitud del sufrimiento del pueblo sudanés en este vasto país es inimaginable y requiere toda la atención del mundo»; a Myanmar, cuyo pueblo «está atrapado en una desgarradora calamidad de derechos humanos, cuatro años después del golpe de Estado. Los militares toman como blanco a los civiles en sus hogares, aldeas, escuelas y campos con ataques aéreos y bombardeos, detenciones arbitrarias, torturas, violencia sexual y reclutamiento forzoso»; sobre las «pruebas contundentes de graves violaciones y abusos continuos por parte de todas las partes en conflicto» en la República Democrática del Congo. Türk también hizo hincapié en la retirada cada vez más frecuente de algunos Estados de los cuadros multilaterales, las instituciones y los acuerdos internacionales, poniendo como ejemplo las «órdenes de detención emitidas por la Federación Rusa» y las «sanciones impuestas por Estados Unidos a jueces y fiscales de la Corte Penal Internacional». También pidió que los 11 operadores de la ONU en Yemen, detenidos por los hutíes en la capital, Saná, y en Hodeida, sean «liberados de forma inmediata e incondicional». Al Alto Comisionado le preocupa la falta de compromiso con la cooperación regional: citó los casos de Burkina Faso, Malí y Níger, que han abandonado la Comunidad económica de los Estados de África Occidental; de Venezuela, que desea retirarse de la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; y de la Federación de Rusia, que ha abandonado el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Otras urgencias
Türk ha puesto el foco en la protección de las comunidades frente a las violaciones, represiones y abusos que deben perseguirse en Haití, Nigeria y Corea del Norte, así como en Indonesia, Kenia y Togo. Ha dado la voz de alarma sobre la pena de muerte, a pesar de la tendencia mundial hacia su abolición, porque las ejecuciones están aumentando en Irán (más de 840 desde principios de año), Arabia Saudita (este año, al menos 260 personas ejecutadas) y China (las cifras no son verificables). Pero también sobre el racismo sistémico, que afecta a los pueblos indígenas, los romaníes, los uigures y otras minorías musulmanas en Xinjiang, los tibetanos; sobre las restricciones a las personas LGBTQ+, que están aumentando en África occidental; sobre los recortes en los programas de salud destinados a las personas con discapacidad en el Reino Unido y a las personas con discapacidad y los ancianos en Argentina, a las mujeres en Afganistán; sobre la limitación del derecho de asilo en Alemania, Grecia y Hungría, y sobre el hecho de que «Estados Unidos habría llegado a un acuerdo con varios gobiernos, entre ellos El Salvador, Sudán del Sur, Esuatini y Ruanda, para deportar a ciudadanos de terceros países a lugares distintos de su patria».
Las notas positivas
Türk, tras advertir sobre los posibles daños futuros provocados por los discursos de odio (antisemitismo, islamofobia, homofobia, racismo) y las campañas de desinformación que pueden desembocar en violencia, puso el foco en las mejoras en el panorama mundial: por ejemplo, la ratificación de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad por parte de Bután, Camerún, Eritrea y Líbano, y la de la Convención contra la tortura por parte de Dominica, así como la abolición de la pena capital para algunos delitos, decidida por Malasia y Vietnam.
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