Cardenal Zuppi: «La paz no puede ser fruto de la fuerza»
Guglielmo Gallone – Rímini
La oración nos abre las puertas para entrar en la historia. Porque no es el último recurso. Es el primero. Es el punto de partida, lo que se convierte en elección, solidaridad, atención, cercanía. He aquí uno de los muchos legados del papa Francisco, que el papa León retomó con la misma insistencia: no existe una clasificación de los conflictos. Todos son piezas de una única guerra, todos son mundiales
Estas son las palabras pronunciadas por el cardenal Matteo Maria Zuppi, arzobispo de Bolonia, en una entrevista concedida a los medios de comunicación vaticanos. El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana llegó ayer por la mañana al Meeting de Rímini y, poco antes de la celebración de la misa, visitó el stand de los medios de comunicación vaticanos, donde mantuvo una conversación con Andrea Tornielli, director editorial de estos medios, Massimiliano Menichetti, subdirector editorial y responsable de Radio Vaticano - Vatican News, y Andrea Monda, director de L'Osservatore Romano.
«En los lugares desiertos construiremos con ladrillos nuevos»
El cardenal Zuppi se centró desde el principio en el título de la 46ª edición del Meeting organizado por Comunión y Liberación: «En los lugares desiertos construiremos con ladrillos nuevos», y destacó que «desierto y ladrillo son términos que nos ayudan a comprender la situación que vivimos hoy en día. Un desierto terrible, provocado por las decisiones de los hombres y capaz de generar sufrimiento, arruinar relaciones, matar. Y luego, sin embargo, están los ladrillos.
Este es, pues, el sentido del verdadero jubileo que, según precisa el cardenal Zuppi, «es verdadera renovación».
Los esfuerzos concretos por la paz
Entre la oración y el ayuno, estos son precisamente los esfuerzos concretos que hay que realizar para promover la paz. Pero no son los únicos. En estos días del Meeting, las verdaderas protagonistas han sido las historias de reconciliación y perdón: la historia de dos madres, una israelí y otra palestina, que hoy buscan juntas la paz para sus pueblos; la historia de los diecinueve mártires cristianos de Argelia, asesinados en 1994.
«Estos son los testimonios a partir de los cuales se puede comenzar a reconstruir, con la esperanza de que ciertas palabras no solo conmuevan, sino que impulsen a encontrarse, a dialogar, a elegir el camino de la reconciliación y no el de la guerra», comentó el cardenal Zuppi, quien luego quiso recordar la atención que la Iglesia presta a todo tipo de guerra:
No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón
De hecho, el perdón es precisamente el arma que heredamos de los grandes personajes de la historia. Así lo recordó el director Andrea Monda, citando a Nelson Mandela, mientras que el director Andrea Tornielli citó las proféticas palabras del mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 2002 que Juan Pablo II publicó poco después de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos. Mientras todos pensaban en la guerra «preventiva», a raíz de la enormidad del ataque sufrido, el Pontífice quiso decir que «no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón».
Sin embargo, observó el cardenal Zuppi, «hoy tengo la impresión de que nos estamos debilitando un poco en todo. No hay paz, hay poco perdón, rara vez buscamos la justicia. Olvidamos que la prisión de la que no se puede escapar es la que construimos pensando que estamos seguros o que estamos bien: en realidad, estamos construyendo un infierno a nuestro alrededor».
¿Estamos haciendo todo lo posible?
Más aún, un jardín del que ningún ser humano puede ser expulsado. Así lo reiteró anteayer el Papa León XIV cuando, al recibir en audiencia a la delegación del Chagos Refugees Group, de Port Louis, en las islas Mauricio, dijo que «todos los pueblos, incluso los más pequeños y débiles, deben ser respetados por los poderosos en su identidad y en sus derechos, en particular el derecho a vivir en sus propias tierras; y nadie puede obligarlos a un exilio forzoso».
Palabras que no se refieren explícitamente a Oriente Medio, pero que no pueden dejar de evocar la situación actual en Gaza. ¿Estamos haciendo todo lo posible, a todos los niveles, para intentar detener lo que está ocurriendo?
«Esta es una gran pregunta, relacionada con la inquietud, sobre la que nunca deberíamos dejar de preguntarnos – reflexionó el cardenal Zuppi – y el Papa Francisco, durante su viaje a Hungría, se preguntó y preguntó a las Iglesias si habíamos hecho todo lo posible por los conflictos que hay en el mundo. Luego, se preguntó qué había sido de la paz creativa».
«El 4 de octubre de este año se cumplirán sesenta años desde aquel extraordinario discurso que San Pablo VI pronunció ante las Naciones Unidas, en el que ofreció una perspectiva: la paz no puede ser fruto de la fuerza. La fuerza es peligrosa, al igual que lo es la idea de que mande el más fuerte o que prevalezca un equilibrio entre los fuertes. Es cierto que la ONU necesita algunos ajustes, pero no podemos echarnos atrás. Porque si la guerra es mundial, significa que nos afecta, que nos involucra, llegando incluso hasta donde tú estás. No es algo opcional. Es una emergencia que nos involucra a todos».
*La entrevista fue realizada por Andrea Tornielli, director editorial de los medios de comunicación vaticanos, Massimiliano Menichetti, vicedirector editorial, responsable de Radio Vaticano - Vatican News, y Andrea Monda, director de L'Osservatore Romano
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