El cardenal Pizzaballa: ?Tambi¨¦n en Tierra Santa los corazones pueden cambiar?
Francesca Sabatinelli ¨C Ciudad del Vaticano
Agradecimiento por la constante atención del Papa y esperanza de que el corazón de los hombres pueda cambiar. El patriarca de Jerusalén de los Latinos, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, expresa estos sentimientos en vísperas del día de ayuno y oración convocado por León XIV para el 22 de agosto, día en que se celebra la memoria de la Bienaventurada Virgen María Reina. Una invitación dirigida por el Pontífice a los fieles al final de la audiencia general del 20 de agosto, para que se suplique al Señor que «conceda paz y justicia» a quienes sufren a causa de los conflictos armados, con la mirada puesta en Tierra Santa y Ucrania.
Rezar, ayunar y mirar a Dios
«Estamos agradecidos por esta atención al tema de la paz, sobre el que el Papa ha vuelto muy a menudo, casi siempre ¡ªson las palabras del cardenal a los medios de comunicación vaticanos¡ª es un tema muy delicado, muy sentido para nosotros. No es la primera vez que nos comprometemos a realizar jornadas de oración y ayuno, también se han hecho en el pasado y es lo único que podemos hacer en este momento: rezar y ayunar, para mantener la atención puesta en Dios, es lo único que podemos hacer en este momento para que cambie el corazón de los hombres».
La oración no es una fórmula mágica
Sin embargo, según Pizzaballa, no hay que confiar en la oración como si fuera «una fórmula mágica que resuelve los problemas». La oración sirve para cambiar los corazones, el acercarse a la oración de otra manera acabaría creando «solo frustración». La oración, según indica el patriarca, sirve para abrir los corazones en un contexto de odio y rechazo del otro, como el que se ha creado en este momento por la guerra y la falta de paz. «El corazón, en cambio, debe permanecer siempre abierto a la confianza, al deseo de hacer el bien, de construir el bien. Y esta es la fuerza de la oración, sobre todo en Tierra Santa, donde reconocer al otro es casi imposible en este momento».
El corazón del hombre puede cambiar
La oración y el ayuno darán fuerza incluso a quienes viven en un lugar devastado por la muerte y la violencia, donde la palabra paz parece no encontrar más terreno fértil. «No encuentra terreno en las instituciones ¡ªcontinúa el cardenal¡ª no lo encuentra en las grandes organizaciones, ya sean políticas y, por desgracia, también religiosas, pero encuentra terreno entre muchas personas, movimientos, grupos, asociaciones e individuos que no aceptan esta deriva. La oración también sirve para crear este vínculo con personas de todas las creencias que, a pesar de todo, todavía quieren creer que el corazón del hombre, incluso en Tierra Santa, puede cambiar».
La fuerza que da la oración
El día de mañana confirmará que «Cristo no está ausente de Gaza», como dijo el mismo Pizzaballa durante la rueda de prensa con el patriarca ortodoxo de Jerusalén, Teófilo III, el pasado 22 de julio, a su regreso de la visita a la comunidad cristiana de Gaza tras el bombardeo de la iglesia católica de la Sagrada Familia. «Conociendo a la comunidad ¡ªexplica¡ª puedo decir que su fuerza proviene precisamente de la oración, de la fuerza para resistir en esa situación terrible. Estamos en vísperas de no sabemos qué, no sabemos qué pasará con esta ocupación que ha comenzado, qué nos pasará a nosotros, a nuestros vecinos, a todos.
Pero su fuerza para resistir, para intentar ayudar a todos a pesar de todo, para llevar comida, para distribuir medicinas, esa fuerza proviene precisamente de la oración y de esa unión que solo la oración puede dar». Mañana se rezará en Tierra Santa, los fieles rezarán por ellos mismos y por sus vecinos, para que prevalezca la paz, para que se ponga fin a la preocupación que nunca abandona a nadie, porque es imposible no estar preocupado por lo que pueda suceder en Gaza, concluye el cardenal: «La información que recibimos del territorio es confusa, no ha habido una orden directa de evacuación, pero los combates se acercan cada vez más a nuestra zona, las zonas limítrofes con la nuestra han sido evacuadas, así que estamos allí, esperando a ver qué hacer».
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