Le¨®n XIV convoca a un d¨ªa de ´Ç°ù²¹³¦¾±¨®²Ô y ayuno por la paz el 22 de agosto
Daniele Piccini ¨C Ciudad del Vaticano
El Papa León XIV solicita una vez más con insistencia oraciones por la paz a los fieles congregados este miércoles 20 de agosto, en el Aula Pablo VI para la Audiencia General, y los invita a invocar la intercesión de María. Para ello, pide a todos los creyentes que celebren el 22 de agosto, memoria litúrgica de la Santísima Virgen María, Reina:
¡°Una jornada de ayuno y oración, implorando al Señor que nos conceda la paz y la justicia, y que enjugue las lágrimas de quienes sufren a causa de los conflictos armados en curso¡±.
María, añadió el Papa:
¡°Ella es la Madre de los creyentes aquí en la tierra, y también es invocada como Reina de la Paz, mientras nuestra tierra sigue herida por las guerras en Tierra Santa, en Ucrania y en muchas otras regiones del mundo¡±.
El perdón, requisito fundamental para la paz
Dirigiéndose a los fieles de lengua portuguesa, el Papa León XIV recordó el requisito fundamental para la coexistencia pacífica entre los pueblos y las personas: "¡Sin perdón nunca habrá paz!".
Y al saludar a los peregrinos polacos presentes en Roma y a los del Santuario de Nuestra Señora de Jasna Góra en Polonia, donde se conserva el icono de Nuestra Señora de Czestochowa, les pidió que "incluyan en sus intenciones la oración por el don de la paz ¡ªdesarmada y desarmada ¡ª para todo el mundo, especialmente para Ucrania y Oriente Medio".
Oración incesante
Ayer por la mañana, martes 19 de agosto, el Papa fue a Guadagnolo, una aldea de Capranica Prenestina, en la diócesis de Palestrina, en Italia, a la ermita de la Mentorella, un lugar particularmente querido por San Juan Pablo II. Allí, informó el rector, se dirigió a la iglesia, a los pies de la Virgen, y encendió una vela con una oración especial por la paz en el mundo.
Anoche, al salir de su residencia de verano en Castel Gandolfo alrededor de las 21:00 para regresar al Vaticano después de unos días de descanso, dijo a los periodistas que lo esperaban a las puertas de Villa Barberini que es necesario rezar mucho por la paz para alimentar la esperanza, que aún existe.
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