Iglesia en ?frica: bautizados sean mensajeros y constructores de esperanza
Jean-Paul Kamba y Edoardo Giribaldi
La misión fundamental, común a todos los bautizados, es la de «ser mensajeros y constructores de esperanza». Una visión que se articula en dos dimensiones: «por un lado, reavivar y vivir nuestra verdadera identidad como Iglesia-Familia de Dios —Dios como nuestro Padre, la Iglesia como nuestra Madre y los demás como hermanos y hermanas»; por otro lado, «abrazar plenamente la gran misión de la reconciliación». Así lo afirman, en el mensaje final, los obispos que participaron en la 20ª Asamblea General del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), que concluyó ayer, 4 de agosto, en Kigali, Ruanda.
Signos de esperanza
El evento, inaugurado el 28 de julio, contó con la participación del cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, junto con más de 200 delegados: 13 cardenales, 85 obispos, 72 sacerdotes y numerosos religiosos y laicos, hombres y mujeres. Para la ocasión, el 3 de agosto, el papa León XIV envió un telegrama firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, dirigido al cardenal Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa y presidente del SECAM. El papa instó a promover la unidad en una sociedad dividida, animando a las Iglesias locales a convertirse en signos concretos de esperanza «para todas las personas». Los trabajos se iniciaron con la intervención del cardenal, que lanzó un emotivo llamamiento para poner fin a la violencia, las persecuciones y los conflictos armados, invocando la paz para las regiones africanas devastadas por las guerras, la pobreza, los desplazamientos forzados y las crisis medioambientales.
La «gran inseguridad» en África
En el mensaje final de la Asamblea, celebrada bajo el lema Cristo, fuente de esperanza, reconciliación y paz, los obispos subrayan una situación que persiste desde la última asamblea plenaria celebrada en Ghana en agosto de 2022: «la gran inseguridad que reina en varias regiones de nuestro continente, debido a la inestabilidad sociopolítica, la violencia, la pobreza económica, la debilidad de las estructuras sanitarias, la insurrección, el terrorismo, la explotación de la religión con fines políticos y la falta de respeto por el medio ambiente y el buen gobierno». Aunque estos retos aún deben abordarse, el SECAM sigue convencido de que «Cristo es fuente de esperanza para África y sus pueblos».
Siguiendo los pasos del papa Francisco
Como hilo conductor de los trabajos, los obispos han elegido el camino sinodal iniciado por el papa Francisco, fijándose como objetivo hacer que Cristo esté siempre presente en las diferentes comunidades. Para los prelados, no hay que perder de vista que, en materia de sinodalidad, Él es el fin último: «Él es la razón de nuestra esperanza y de nuestro compromiso de llevar la cruz tras Él». Exhortan a las comunidades locales a abrirse a la esperanza cristiana, que se basa en la prioridad del Reino de Dios. Es en ella en la que los cristianos de África y las islas deberán confiar para convertirse en «arquitectos» de su continente. No es una cáscara vacía ni una huida de la realidad humana concreta, advierte el SECAM. «Es un compromiso, una presencia activa, en nombre del Señor Jesús, junto a los que sufren, a los que padecen injusticias, a los que son marginados».
Junto a los que sufren
En esta perspectiva, los obispos invitan a la Iglesia de África y Madagascar a hacer suya la opción preferencial por los pobres predicada por Cristo. Concretamente, se comprometen durante los próximos 25 años a «cultivar la audacia de una palabra que sacuda y perturbe este mundo». Esto pasa por renovar «nuestra comprensión y práctica de ser una Familia de Dios y de servir a nuestras comunidades y a nuestro continente con el Evangelio de la reconciliación, la justicia y la paz».
«Una Iglesia en salida»
El compromiso a favor de una humanidad transformada en Familia de Dios es el papel de todo cristiano. Esto es lo que representa la «Iglesia en salida» promovida por el Papa Francisco. Una comunidad «constituida por cristianos comprometidos en la construcción de un mundo nuevo, un cielo nuevo y una tierra nueva». Como modelo de este compromiso, los miembros del SECAM recordaron la reciente beatificación, el pasado 15 de junio en Roma, del joven laico congoleño Floribert Bwana Chui, reconocido como «mártir de la honestidad y la integridad moral».
Reconciliación, perdón y paz
Ante la dolorosa constatación de las tensiones interétnicas o interestatales que persisten en diversas regiones africanas, empobreciendo y paralizando así a todo el continente, los obispos proponen los valores de la reconciliación, el perdón y la paz como esenciales para el desarrollo en todas las dimensiones de la vida humana. Una paz, recuerdan los obispos de África y las islas, citando al papa León XIV, que sea «desarmada, humilde y perseverante. Ella viene de Dios, que nos ama a todos incondicionalmente».
Dar esperanza para el futuro
Los obispos invitan además «a la reconciliación y al perdón de todos los bautizados en conflicto, para que la armonía y la convivencia instauradas por el acto salvífico de Cristo se conviertan en una opción de vida para todos». Y este mensaje de esperanza se hace urgente, dada la persistencia de situaciones en las que «muchos hombres y mujeres, niños y ancianos son pisoteados en su dignidad, en su integridad física, en su libertad, incluida la religiosa, privados de la solidaridad comunitaria, de la esperanza en el futuro».
Tener en cuenta el bien de los pueblos
Al concluir su mensaje, el SECAM recomienda a todos los líderes políticos que se preocupen por el bien de los pueblos que gobiernan y protejan a los más débiles promoviendo el diálogo y una mejor convivencia. Al mismo tiempo, invita a la Iglesia, testigo del sufrimiento de la población en las zonas de conflicto armado, a «comprometerse más enérgicamente en términos de sensibilización y acción concreta por la paz».
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