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La Catedral de Santa María de Rieti La Catedral de Santa María de Rieti  

Parolin: Tengan esperanza a pesar de la "previsible" maldad del hombre

El cardenal secretario de Estado celebró en la tarde del 9 de septiembre, la misa por los 800 a?os de la dedicación de la Catedral de Santa María de la ciudad de Rieti. Una celebración que forma parte del a?o jubilar de la Iglesia de la ciudad del Lacio y a la que el cardenal exhortó a estar cada vez más enamorada del Se?or.

Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano

Hay temas de actualidad, referencias precisas a la realidad de la Iglesia de Rieti e indicaciones valiosas para el futuro en la homilía pronunciada en la tarde del 9 de septiembre, en la Catedral de Santa María por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano. El motivo es el Jubileo, inaugurado ayer, por los ochocientos años de la dedicación de la Catedral, que tuvo lugar el 9 de septiembre de 1225 de manos del Papa Honorio III, y que ha vuelto a resplandecer tras las obras de restauración realizadas tras el terremoto de 2016.

La bendición del Papa León XIV

El cardenal porta «la cercanía y la bendición del Papa León XIV» y recuerda que conmemorar este acontecimiento significa celebrar la gracia que Dios ha derramado sobre esta comunidad. Se celebra, por tanto, afirma el cardenal Parolin, «la Historia de la Salvación» en una diócesis que desde el 1200 y al 1300 acogió a cinco Papas, celebrando así al Señor y a su pueblo.

Los terremotos del hombre

Se celebra sobre todo la fidelidad de una comunidad «probada en varias ocasiones —explica el cardenal— por "terremotos", los naturales, que han dejado huellas indelebles en las personas y en los muros de esta comunidad, pero también por otros tipos de "terremotos" que aún sacuden este territorio en su profunda identidad». Parolin se refiere al «continuo despoblamiento de sus centros», a la «huida de los jóvenes», a la «falta de vocaciones», a la «dificultad para tejer relaciones en un territorio bastante fragmentado» y al «desánimo al ver situaciones sin resolver que corren el riesgo de agravarse».

Una esperanza activa

A pesar de todo, la fidelidad de la Iglesia de Rieti es firme porque está anclada en Cristo, que es esperanza, «palabra guía de este Jubileo universal 2025 —afirma el secretario de Estado— en el que también se celebra el Jubileo de esta catedral». La invitación es no resignarse y pedir a Dios «que confirme y fortalezca nuestra fe y sigamos esperando».

Esperar, incluso cuando el mundo parece querer devorar nuestra esperanza con continuas guerras, disturbios, «terremotos» espirituales, antropológicos y existenciales, esta vez no causados por la imprevisibilidad de la naturaleza, sino por la «previsible» maldad del hombre; una esperanza activa, seguros de que, aunque el hombre es capaz de destruir, el Señor es quien hace resucitar.

Ser sal de la tierra

Convertirse en «signo de contradicción» para ser «sal de la tierra». «Nos lo recuerda —subraya el cardenal— también esta misma ciudad, de origen romano y situada en una de las vías consulares más importantes, la Salaria, que unía Roma con la costa del mar Adriático, de donde procedía precisamente la sal». Por ello, Parolin indica algunas pautas prácticas a seguir para orientar el futuro.

La casa del Señor limpiada de gestos que no la honran

La primera indicación es despertar la fe bautismal, celebrar como «familiares» de Dios y como hermanos a pesar de las diferencias que, en cualquier caso, contribuyen a dar forma a la Iglesia. La invitación es no dejarse llevar por la indiferencia «que a veces afecta a nuestras comunidades cristianas» y dejar «que el Señor pueda hacer espacio allí donde su casa está ensuciada por gestos que no honran su morada, incluso en nuestras pequeñas realidades».

Mirar a los santos Acutis y Frassati

Otro pensamiento está dirigido a los jóvenes, para que puedan apasionarse por el Evangelio. «La vuestra es una Iglesia "antigua" —afirma Parolin— no dejen que "envejezca" nunca en la costumbre, en dejarse llevar o en simplemente cuidar las cenizas». La invitación es mirar las vidas de los nuevos santos, Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, para ser «portadores sanos de alegría, testigos de esperanza, de paz», «no encerrados en vosotros mismos o simplemente decepcionados por lo que la sociedad no sabe ofrecerles, sino abiertos a la vida»; originales y no fotocopias, como decía Acutis; «jóvenes que aman a la Iglesia de Dios, que se manifiesta en esta Iglesia de Rieti, perpetuamente madre y nunca madrastra».

Un amor vivo

Nunca resignarse a la falta de vocaciones, sino rezar para que las haya. El cardenal exhorta a los sacerdotes, religiosos, religiosas y consagrados a transmitir la alegría de pertenecer a Dios, llevando consuelo, entregándose a sí mismos. «Sean consagrados enamorados del Señor y que sepan mantener siempre vivo este amor a través de la oración, la escucha de la Palabra, la celebración de los sacramentos, la unidad con Cristo y entre ustedes, las obras de caridad».

Por último, un pensamiento para María, venerada como «Nuestra Señora del Pueblo», que «junto con Santa Bárbara y San Félix de Cantalice, patronos de la diócesis, siga bendiciendo a esta comunidad diocesana» para que se convierta cada vez más en «morada de Dios por medio del Espíritu».

 

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10 septiembre 2025, 13:03