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El cardenal Gugerotti en la sala del arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica rumana, el cardenal Mure?an El cardenal Gugerotti en la sala del arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica rumana, el cardenal Mure?an 

Gugerotti recuerda al beato Hossu y visita al cardenal Mure?an

El cardenal prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales participó en Cluji en el acto conmemorativo del beato cardenal Hossu y, a continuación, en la ciudad de Blaj, impartió la bendición al cardenal Mure?an, gravemente enfermo

Vatican News

“He venido porque quiero felicitarlos por este hombre, el beato cardenal Hossu, víctima de la persecución comunista, que representa la conciencia. La conciencia es un valor muy preciado, del que hoy se habla muy poco. Es más, se puede alquilar y, a veces, incluso vender. Pero para aquellos hombres no era así. Y es esta conciencia la que queremos honrar”

Con estas palabras, el cardenal prefecto del dicasterio para las Iglesias Orientales se dirigió a los presentes en el acto conmemorativo, compuesto por música y fragmentos de los escritos del beato, celebrado el viernes 5 de septiembre en el Teatro de la Ópera de la ciudad rumana de Cluj, repleto de autoridades eclesiásticas (incluido el metropolitano ortodoxo de la ciudad, Andrei), civiles y académicas, y de simples ciudadanos.

Los largos años de dura prisión que agotaron el cuerpo del obispo, junto con el de otros obispos, sacerdotes y laicos de la Iglesia greco-católica rumana, declarada entonces ilegal, junto con los sufrimientos de otras Iglesias durante la persecución atea, mostraron la lucidez, la fe y el valor de quienes, en años aún recientes, supieron elegir la fe a costa de su vida. La emoción de los presentes mostró claramente esta proximidad, en un momento histórico que suscita en el mundo nuevos temores, fruto de nuevas injusticias.

El cardenal Gugerotti se desplazó entonces a Blaj, al lado del cardenal Lucian Mure?an, arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica rumana. Gravemente debilitado por la edad, la enfermedad y muchos meses de hospitalización, el cardenal es otro brillante testimonio de la fe y del apego a Roma y al Papa.

Esto le acarreó graves persecuciones y trastornó su existencia durante mucho tiempo. El cardenal rezó con el auxiliar de Blaj, el obispo Cristian Crisan, en la capilla privada del arzobispo mayor, luego se dirigió a su habitación, le impartió la bendición del papa León XIV y agradeció a las religiosas que le asisten día y noche con una fidelidad y profesionalidad admirables. El día anterior había visitado al jefe de la Iglesia greco-católica rumana, monseñor Gianpiero Gloder, nuncio apostólico en Rumanía y Moldavia.

El cardenal prefecto se reunió también con los miembros de la Conferencia Episcopal Rumana, reunida en Cluj en esos días, y recibió la licenciatura «honoris causa» de la Universidad Babe?-Bolyai de Cluj, donde pronunció la lectio magistralis sobre las numerosas ambigüedades que a lo largo de la historia han marcado la oposición entre Oriente y Occidente, creando incomprensiones culturales a menudo injustificadas y que, afortunadamente, hoy en día son cada vez más difusas.

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08 septiembre 2025, 11:31