Donan al Papa León XIV un cuadro del beato Juan Pablo I
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
«Un cuadro que captura a Juan Pablo I con esa sonrisa casi pícara, que también revela toda la profundidad y la inteligencia de este pontífice, cuyo magisterio sigue teniendo una importancia crucial para la historia de la Iglesia». Así explica Stefania Falasca, postuladora de la causa de canonización del beato Albino Luciani y vicepresidenta de la Fundación que le está dedicada, el regalo que ayer 3 de septiembre, ha entregado al Papa al término de la audiencia general. Una fecha significativa, ya que el 3 de septiembre de 1978 Juan Pablo I celebró la misa de inicio de su pontificado y hace tres años, el 4 de septiembre, el Papa Francisco lo beatificó en la plaza de San Pedro.
El cuadro fue llevado a la Plaza de San Pedro por don Martino Mastrovito, párroco de Regina Mundi en Martina Franca, del archidiócesis de Taranto, comprometido desde hace tiempo, sobre todo entre los jóvenes, con la difusión del pensamiento y las enseñanzas del beato Juan Pablo I. Su autor es Igli Arapi, un pintor albanés hoy conocido internacionalmente, que se estableció en Apulia en los años 90 tras huir de su país en una patera.
Donados los volúmenes realizados por la Fundación Vaticana Juan Pablo I
También estuvieron presentes en el encuentro con el Papa, la Dra. Lina Petri, sobrina de Luciani, y algunos benefactores de la Fundación, Medi-Hospes del Grupo La Cascina, comprometidos con el ámbito social, que dedicarán al Beato un centro para niños autistas. «Hemos pensado —cuenta Stefania Falasca— en donar al Papa, hijo de San Agustín, algunos volúmenes de la obra de Luciani, que hizo de la elección teológica del Sermo humilis, canonizado por San Agustín, el centro de su predicación y de su magisterio para que la salvación pueda llegar a todos. Se trata, entre otros, de la edición crítica de la obra literaria de Albino Luciani Illustrissimi. Lettere immaginarie, con el prefacio del cardenal José Tolentino de Mendonca, realizada con el aparato de notas gracias al estudio de las fuentes documentales que la Fundación, creada en 2020 por el Papa Francisco, ha adquirido, y gracias a las cuales se ha podido poner en marcha un proyecto de reconstrucción histórica no improvisada y restituir el valor y la actualidad del mensaje de Luciani y de sus enseñanzas actuales para la Iglesia de hoy».
La raíz agustiniana
Desde el inicio de su magisterio, el Papa León ha hecho referencia en varias ocasiones a Juan Pablo I, y no solo por sus raíces agustinianas. Es significativo que, al concluir la homilía en la basílica de San Juan de Letrán con motivo de la toma de posesión de la Cátedra Romana por parte del obispo de Roma, León XIV, retomara las palabras pronunciadas por Juan Pablo I en esa misma ocasión el 23 de septiembre de 1978. Al final de una homilía en la que, entre citas bíblicas, conciliares y patrísticas, Juan Pablo I reiteraba cuáles son los tesoros de la Iglesia de Roma, el depositum fidei y los pobres, que son los destinatarios y beneficiarios privilegiados de la riqueza espiritual y material. «Así que quisimos regalar al Papa también el volumen del Magisterio con los textos y documentos del pontificado —explica la postuladora—, entre las obras que hemos reeditado en edición crítica, lo que significa la restauración del original con todo el aparato de notas y citas». Para Stefania Falasca, Luciani, gracias a su inmensa cultura, tenía el don de saber conjugar lo sagrado y lo profano con una formación teológica muy sólida, ya que había enseñado teología dogmática durante 17 años. «Juan Pablo I —añade—, al adoptar una opción teológica que lo une al actual pontífice, ofrece un mensaje importante a la Iglesia de hoy».
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