Parolin: Que Santa Mónica sea protectora de esposas y madres
Tiziana Campisi - Roma
«Me gustaría que Santa Mónica fuera declarada "Protectora de todas las mujeres esposas y madres", porque su vida fue un tratado vivo de pedagogía»: este fue el deseo expresado por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin durante la misa presidida en la tarde del 27 de agosto en la basílica de San Agustín en Campo Marzio, con motivo de la memoria litúrgica de la madre del obispo de Hipona. Con el cardenal concelebraron el prior general de la Orden de San Agustín, padre Alejandro Moral, el vicario general, padre Joseph Farrell, el prior de la provincia agustina de Italia, padre Gabriele Pedicino y numerosos religiosos de la orden.
La basílica, situada en el corazón de la ciudad, se llenó durante la liturgia eucarística y la oración de las vísperas que la precedió. Ante los cientos de fieles presentes, el cardenal señaló a Mónica como ejemplo de «esposa y madre» y luego dirigió su pensamiento «a las madres que han perdido un hijo», a las que han sido abandonadas por sus hijos y también a aquellas cuyos hijos «están perdidos en el abismo de las drogas» o están «sin trabajo», «en la cárcel», «en la guerra», «enfermos», y también a las «madres que tienen algo que pedirle a Dios por sus hijos», confiándolos a la santa. «Pero también quisiera confiar a Santa Mónica a todas las mujeres maltratadas por los hombres», dijo además el cardenal, quien luego exhortó a los hijos de nuestro tiempo a darse cuenta del «don inestimable» que es la propia madre.
La pedagogía de la madre de San Agustín
En su homilía, Parolin recordó los méritos de Mónica, que «convirtió a su esposo y a su hijo», enseñando así que «cuando no se puede hablar de Dios al esposo y a los hijos, hay que hablar de ellos a Dios». Esto también es válido en nuestros días, destacó el cardenal secretario de Estado, refiriéndose a los muchos jóvenes alejados de la fe. Cuando no se les puede hablar de Dios, hay que hablarles de ellos a Dios, repitió, señalando de nuevo a Mónica como ejemplo a imitar: «El secreto de su pedagogía reside en haber creído en la eficacia de la oración».
«Siento una devoción especial por esta santa», confió además el cardenal, observando que esta devoción es compartida por muchos fieles, porque «es espontáneo» asociar a Mónica «con nuestras madres, que no solo nos dieron la vida física, sino que se preocuparon por nosotros, nos educaron cristianamente y nos acompañaron paso a paso en nuestra vida con su afecto y sus oraciones».
La afiliación del cardenal Parolin a la Orden de San Agustín
Al término de la celebración, el cardenal Parolin fue afiliado a la Orden de San Agustín por la «solicitud manifestada» y los «méritos adquiridos hacia la Orden». Con la afiliación, el cardenal pasó a «formar parte de la Familia Agustina con un especial vínculo de comunión de fe», convirtiéndose en «partícipe, tanto en vida como después de la muerte, de los beneficios espirituales derivados de las Santas Misas, oraciones, sacrificios y buenas obras realizadas por los hermanos y hermanas de la Orden, en cualquier parte del mundo». El acto es un «reconocimiento a quienes se han distinguido especialmente por sus méritos en la Orden de San Agustín y están vinculados a ella con especial amistad». «Profundamente conmovido» y «emocionado», Parolin dio las gracias a la Orden Agustina y se comprometió a rezar por la familia religiosa, por el Papa y por todos los religiosos para que continúen «viviendo esa disponibilidad hacia la Iglesia que siempre les ha caracterizado». El cardenal también les invitó a ponerse al servicio de la Iglesia y de todos los bautizados.
La disponibilidad hacia la Iglesia, característica de los agustinos
«Formamos una sola Familia que tiene por padre a San Agustín —afirmó el padre Moral, que firmó el decreto de afiliación del cardenal Parolin, leído por el secretario general de la orden, el padre Pasquale Di Lernia. La unión de esta familia debe ser favorecida por la colaboración de todos los miembros, para que se conserve fielmente y se incremente entre los hijos esa unidad de alma y corazón hacia Dios prescrita por Agustín en la Regla». El religioso ha especificado que «la Orden de San Agustín, fundada hace 781 años por especial iniciativa de la Sede Apostólica, siempre ha mantenido como objetivo, meta y aspecto fundamental la disponibilidad a las necesidades de la Iglesia y la fidelidad a los Sumos Pontífices», un aspecto que se suma a los otros tres elementos que constituyen la espiritualidad de la Orden —interioridad, vida en común, compromiso social— y que siempre ha sostenido y guiado a los religiosos «en un apostolado diversificado y muy fecundo en los cinco continentes, en primera línea y siempre al servicio de la Iglesia Universal».
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