Liturgia en rito copto en Roma por el Jubileo de las Iglesias Orientales
Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano
La dimensión penitencial, la oración de intercesión y la tradición monástica fueron los rasgos distintivos de la Divina Liturgia copta que resonó en la tarde de este 12 de mayo en la Capilla Paulina de la Basílica de Santa María la Mayor, justo al lado de la tumba del Papa Francisco.
La celebración fue presidida por Su Beatitud Ibrahim I. Sedrak, Patriarca de Alejandría de los Coptos Católicos y presidente de la Asamblea de Patriarcas y Obispos de Egipto.
Estuvieron presentes el cardenal Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales; su secretario personal, el padre Emanuel Sabadakh; y monseñor Filippo Ciampanelli, subsecretario del mismo Dicasterio.
Un rito celebrado en el marco del Jubileo de las Iglesias Orientales, que culminará con la audiencia con el papa León XIV el próximo miércoles 14 de mayo. Esta liturgia es expresión de una Iglesia que, en sus orígenes, evoca figuras como san Antonio el Grande, anacoreta del desierto; san Pacomio; y grandes teólogos como los santos Atanasio y Cirilo de Alejandría, doctores de la Iglesia.
Con la llegada del cristianismo a Egipto, el término “copto” pasó a significar “cristiano egipcio”, en referencia a aquellos que permanecieron fieles al cristianismo tras la conquista árabe del país.
Precisamente a ellos —que han sufrido persecuciones, sufrimientos y martirios a lo largo de los siglos— se dirigió hoy el cardenal Gugerotti, exaltando su coraje y el valor inestimable de su testimonio.
Una historia extraordinaria y apasionante
El purpurado destacó el martirio sufrido por los coptos, al igual que por otros católicos de rito oriental. “Ustedes son muy expertos en mártires – dijo Gugerotti – porque han tenido muchos, e incluso recientemente algunos coptos fueron asesinados y se hicieron famosos solo por haber tenido la suerte de ser conocidos; otros no fueron conocidos”. El cardenal habló de la “apasionante historia” de esta Iglesia, que se refleja en su antigüedad y diversidad, en lo extraordinario de un monacato que se ha expandido por todo el mundo, en la peculiaridad de su liturgia y también en los diversos sufrimientos padecidos a lo largo de la historia de su tierra. Y, a pesar de todo esto, “ustedes han permanecido”. También destacó algunas de las razones que han contribuido a la supervivencia de estos cristianos, quienes han logrado no ser arrancados de su tierra.
Una sabiduría fruto de la sangre del martirio
En nombre de toda la Iglesia católica, el cardenal prefecto agradeció por este testimonio tenaz: “Mi tarea, de hermano a hermano – subrayó – es decirles que esta es su casa. Cuando crucen la Puerta Santa y cuando recen, como al inicio de esta celebración, podrán sentirse orgullosos de cómo estas oraciones resuenan en la capital”.
Luego, la exhortación: “Recen con intensidad, porque también ustedes necesitan esperanza. Cada vez que miramos alrededor, desde cualquier lugar, nos sentimos rodeados de posibilidades de mal. Pero nosotros vendremos a preguntarles cómo lograron sobrevivir. Han sido años terribles, de masacres, pero lo han logrado. Habrá sido la bendición de la Sagrada Familia de Egipto, habrán sido los grandes santos y teólogos, habrá sido una fuerte identificación con una tierra de Egipto de la que proviene su nombre, su fe profunda que ha movido montañas, habrá sido el esfuerzo de crear una Iglesia copta. El hecho es que hay una sabiduría en su sangre que es, precisamente, fruto de su sangre”.
Una parte valiosa de la Iglesia
Gugerotti invocó la protección del Señor “ante nuevas dificultades”, para que la pertenencia de los coptos a la Iglesia católica no sea solo motivo de gloria —afirmó—, sino que también exprese la conciencia de considerarse una parte valiosa de todos los católicos del mundo. Además, quiso transmitir la seguridad de que la Iglesia “se preocupa” por ellos.
Después, añadió un nuevo estímulo hacia una tarea importante: “Sean ustedes mismos, conserven dentro del cuerpo de la Iglesia católica una experiencia espiritual única. Dios no cuenta cuántas personas hay, Dios cuenta la calidad de la presencia. Que este Jubileo —remarcó— sea una ocasión de santidad, de modo que también esa santidad, como el martirio, sea una experiencia que purifique a la Iglesia”.
La esperanza de un planeta libre de la avaricia del lucro
El patriarca insistió mucho en el esfuerzo que Francisco dedicó a la "reconciliación con nuestra casa común", una dirección que se tiene la intención de seguir persiguiendo con determinación. Utilizó la misma expresión que usó el secretario general de las Naciones Unidas para describir al planeta, un "mundo en ebullición", y subrayó que este no necesita ilusiones, sino una esperanza auténtica que no adormece, sino que libera, "una esperanza que nos impulsa a reaccionar superando la avaricia del lucro y la globalización salvaje".
La esperanza en la paz mundial
"En el mundo, los valores se han confundido, dominan el miedo, el aislamiento, la angustia existencial, experiencias cotidianas incluso en el corazón de los creyentes", observó aún el patriarca, quien sin embargo tranquilizó: "Dios obra también en medio de los sufrimientos y los desafíos. La esperanza nos impulsa a renovar nuestro mundo sin rendirnos ante la injusticia". Expresó luego el deseo de que se puedan construir sociedades más justas y sostenibles, y que se abrace "una economía de vida, no de muerte".
La Iglesia de León XIV, unida en el signo del Concilio de Nicea
Finalmente, se dirigió al Concilio ecuménico de Nicea, cuyo 1700º aniversario está cercano. Considerado un hito en la historia de la Iglesia, fue precisamente san Atanasio quien contribuyó de manera fundamental defendiendo la divinidad de Cristo: "Esto nos llama a mantenernos firmes en nuestra fe con valentía y sabiduría, y a ser a su vez testigos de Cristo". Sedrak encomienda su oración a Dios para que la Iglesia guiada por el nuevo Pontífice se mantenga en ese camino: en la unidad, santa, católica y apostólica.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí