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Un soldado de guardia Un soldado de guardia   (AFP or licensors)

No al rearme, que se respete el derecho humanitario

De la declaraci¨®n de la Santa Sede en la ONU a las palabras del Papa Le¨®n: se necesitan medidas concretas y urgentes para proteger a los civiles en los conflictos armados y desarmar al mundo.

Andrea Tornielli

«La Santa Sede considera esencial poner fin al uso de armas indiscriminadas, minas terrestres y municiones de racimo, y detener el uso de armas explosivas en zonas pobladas. Esto, junto con el cese de la producción y acumulación de armas, constituye un paso concreto y urgente hacia una mejor protección de los civiles» en los conflictos armados. Lo afirmó el arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, en su intervención del 22 de mayo en el debate abierto del Consejo de Seguridad sobre la protección de los civiles.

«La Santa Sede -dijo Caccia- profundamente preocupada por el aumento del número y la intensidad de los conflictos armados en todo el mundo, que siguen infligiendo sufrimientos profundos y desproporcionados a las poblaciones civiles, subraya la urgente necesidad del respeto del derecho internacional humanitario, en particular de las Convenciones de Ginebra y de sus Protocolos Adicionales».

Son palabras cuya verdad y urgencia están a la vista de todos: la tragedia que se está desarrollando en Gaza, en detrimento de toda la población civil, no tiene justificación. Del mismo modo que no puede haber justificación para los ataques contra civiles en Ucrania y otras partes del mundo, donde se libran las numerosas guerras olvidadas.

«Los ataques deliberados contra civiles, incluidos mujeres, niños y personal humanitario; la destrucción de infraestructuras esenciales, como hospitales, escuelas y lugares de culto; y la denegación de acceso humanitario a quienes lo necesitan urgentemente -dijo el arzobispo Caccia a las Naciones Unidas- son motivo de gran preocupación. Estas violaciones, además de constituir una tragedia humana inmensa, son también una grave afrenta a los fundamentos de la seguridad internacional».

El viernes 23 de mayo, León XIV recibió a la presidencia de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (Comece). No hubo discursos públicos, pero los obispos que asistieron informaron de que el Pontífice «expresó su temor de que una mayor atención al gasto armamentístico se hiciera a expensas del apoyo a los más necesitados y frágiles».

El Papa León, al recibir el pasado 19 de mayo a representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales y de otras religiones, había dicho: «En un mundo herido por la violencia y los conflictos, cada una de las comunidades aquí representadas aporta su propia contribución de sabiduría, compasión y compromiso por el bien de la humanidad y la salvaguardia de la casa común. Estoy convencido de que, si estamos de acuerdo y libres de condicionamientos ideológicos y políticos, podemos ser eficaces para decir 'no' a la guerra y 'sí' a la paz, 'no' a la carrera armamentística y 'sí' al desarme, 'no' a una economía que empobrece a los pueblos y a la Tierra y 'sí' al desarrollo integral».

Palabras para recordar y repetir hoy, en el décimo aniversario de la encíclica social Laudato si', frente a un mundo que corre a rearmarse, sustrayendo recursos que podrían utilizarse para combatir el hambre y la pobreza.

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24 mayo 2025, 12:41