Jubileo, peregrinos en la Escalera Santa: recemos por el Papa y por la paz
Giordano Contu - Ciudad del Vaticano
Un cálido sol alegra a los fieles del Jubileo en Roma. Parece que ya ha llegado la primavera. Peregrinos polacos, italianos, estadounidenses y de otros países se paran frente al Santuario Pontificio de la Escalera Santa. Algunos hacen cola y esperan para entrar. Otros acaban de salir y llaman por teléfono a sus seres queridos para contarles la profunda experiencia de perdón que acaban de vivir, inmersos entre la belleza artística que despierta sensaciones celestiales y sentimientos apasionados. Algunos niños retozan en el patio.
El itinerario del Jubileo
Hay grupos parroquiales y familias. Todos nos confían su preocupación por la salud del Papa y que rezaron por él mientras subían la Escalera Santa. «Nuestro pensamiento está constantemente en Francisco y la esperanza es que vuelva pronto para guiar a su rebaño», dice Gianfranco Valceschini, que forma parte de un numeroso grupo de peregrinos de Bérgamo: »Somos sesenta y dos. Hemos venido con Don Andrea; mira, es él quien está allí». Su itinerario incluye visitas a las cuatro basílicas jubilares.
El Papa «vuelve pronto a casa
El padre pasionista Gennaro Tanzola recuerda que «originalmente, la Escalera Santa se encontraba en el interior del Palacio Lateranense, a unos 150 metros de su posición actual. Entonces el Papa Sixto v decidió trasladarla, para preservarla de la decadencia, colocándola cerca del Sancta Sanctorum. La custodia de la Escalera Santa fue confiada a los Pasionistas en 1854 por el Papa Pío ix. A ambos lados de la misma hay dos capillas: la de San Lorenzo y la de San Silvestro. Las pinturas de las paredes, creadas por la escuela romana, representan ciclos bíblicos y evangélicos y pretendían hacer accesibles los relatos de la Biblia incluso a quienes no sabían leer. La Escalera Santa se recorre tradicionalmente de rodillas como acto de penitencia: «Cada peldaño está asociado a una oración, dedicada a la pasión de Jesús y a la petición de misericordia. Este año, muchos han añadido una oración por el Papa Francisco, para que vuelva pronto a casa».
Esperanzas para el Jubileo
Gianfranco describe su experiencia en la Escalera Santa como una «profunda experiencia de fe», aunque «no es la primera vez que vengo a la Escalera Santa.Ya he estado en otras dos ocasiones».Le preguntamos cuáles son sus esperanzas para este Jubileo: «En primer lugar, la salud, porque ya tenemos una cierta edad.Y además, hay un gran caos en este mundo.Esperamos que las cosas se calmen un poco, porque nunca se sabe cómo acabará todo con tantas guerras.En mi opinión, la paz está al alcance de la mano. Veamos cómo va a ir. Estamos a la espera. Esperamos que todo salga bien.
El aumento de peregrinos
El padre Tanzola afirma que «desde el comienzo del Jubileo se ha producido un aumento significativo del número de peregrinos que visitan la Escalera Santa. Después de atravesar la Puerta Santa de la basílica de San Juan de Letrán, muchos peregrinos buscan a menudo consuelo espiritual aquí con nosotros». Según una encuesta realizada antes de la apertura del Jubileo, se esperan en Roma varios millones de personas. La intensa afluencia de fieles y turistas en estos días lo confirma: «Los peregrinos encuentran aquí la posibilidad de confesarse, gracias a los padres que ofrecen también este servicio de reconciliación. La gente se detiene precisamente por esto, quizá también porque hay mucha gente en la basílica. De este modo cierran el círculo, por así decirlo, de su camino de conversión renovada, recibiendo la misericordia de Dios».
El sacerdote pasionista concluye nuestra entrevista contando una anécdota: «Durante la restauración de los escalones de madera, que tuvo lugar hace muchos años, se encontraron numerosas notas con peticiones de gracia, perdón y encomienda, dejadas por personas con dificultades físicas o espirituales», cuenta Tanzola. Los obreros las encontraron al retirar la estructura de madera que cubría el mármol de la escalinata y volverla a colocar.El signo tangible de una devoción centenaria y de la necesidad del perdón cristiano.
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