¡°Ni siquiera teman discernir¡±: ecos del Jubileo que alienta a confiar en la llamada
Sebastián Sansón Ferrari - Ciudad del Vaticano
¡°No tener miedo, ni siquiera a hacer el discernimiento vocacional¡±. Así, con palabras firmes y serenas, el seminarista colombiano Jerson Peña, de la Arquidiócesis de Bucaramanga, resume la esencia de su vivencia en el Jubileo de los seminaristas, sacerdotes y obispos que se celebra en Roma del 23 al 27 de junio. La frase, pronunciada con humildad pero con el peso de quien ha experimentado la gracia del llamado, resuena como una exhortación que atraviesa fronteras y toca corazones.
El Papa León XIV, en una intervención espontánea y cercana, dirigida a miles de jóvenes en la Basílica de San Pedro, los animó en su idioma: ¡°Gracias por haber aceptado con valentía la invitación del Señor. No tengan miedo¡±. Y en efecto, como lo relata Jerson a Radio Vaticana - Vatican News, esta experiencia constituye un tiempo de signos. ¡°Signos de esperanza¡±, precisa. Y añade con convicción: ¡°Ver la alegría de tantos jóvenes decididos a seguir a Cristo alimenta a la Iglesia. Es una esperanza real¡±.
Jerson lleva en el alma los rostros de su tierra colombiana: los jóvenes desorientados, los pobres que sufren en silencio, los heridos por décadas de conflicto. Y desde esa realidad desafiante, se siente enviado a ser puente y consuelo. ¡°La Iglesia está llamada a mirar con compasión. Solo así seremos signos de paz y reconciliación¡±, expresa.
En esa misma línea de esperanza se sitúa el testimonio de don Francisco Julián Romero Galván, responsable de la organización del Jubileo de la Conferencia Episcopal Española. Con tono sereno y entusiasta, comparte cómo se ha venido gestando una dinámica de comunión y renovación vocacional en la península ibérica: ¡°No se trata solo de actividades puntuales. Queremos que cada diócesis promueva una cultura vocacional integral, que interpele desde la infancia con la gran pregunta: ¿Para quién soy yo?¡±.
El reciente Congreso Nacional de Vocaciones, celebrado en febrero, dejó una huella profunda. Don Francisco lo presenta como un punto de partida para seguir acompañando a quienes buscan, dudan o sienten la inquietud de entregarse por completo. ¡°Todo nace del encuentro con Jesucristo¡±, afirma. ¡°Solo desde ahí uno puede descubrir la vocación y abrazarla con libertad¡±.
Esa libertad es justamente la que descubren, poco a poco, jóvenes como José Antonio Ayuso Lozoya, seminarista de Toledo, y Joel Mera Brill, seminarista de Ibiza. Ambos participan en el jubileo con la ilusión del corazón abierto. José Antonio, en una etapa decisiva de su formación, describe la experiencia como intensa y hermosa. ¡°El Papa nos transmitió una paz profunda. Esa paz quiero llevar de vuelta a casa¡±, confiesa.
Joel, por su parte, no oculta que decir ¡°sí¡± a Dios en el mundo de hoy implica ir contra la corriente. ¡°Hace falta valentía. El seminario es un lugar para discernir, no para tenerlo todo resuelto. Entramos con miedo, pero también con esperanza¡±, dice con sencillez. En una sociedad marcada por la superficialidad, reconoce que la maduración humana que ofrece el seminario es fundamental para formar pastores auténticos.
Ambos resaltan el desafío de ser testigos creíbles en una cultura que muchas veces margina lo espiritual. Pero el encuentro con miles de seminaristas de todos los continentes les confirmó algo esencial: ¡°No estamos solos. Las vocaciones siguen naciendo, y el Espíritu Santo sigue obrando¡±.
En medio de un mundo herido y sediento de sentido, este Jubileo ha sido una brisa fresca del Espíritu. Las palabras del Papa ¡ª¡°no tengan miedo¡±¡ª no fueron simplemente un consejo, sino un mandato amoroso. Y como lo recuerda Jerson Peña con emoción, ¡°si el Señor nos llama, Él mismo se encargará de sostenernos. Lo único que se nos pide es abrir el corazón¡±.