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La oblación de Santa Francesca Romana y otras nueve compa?eras, el 15 de agosto de 1425. La oblación de Santa Francesca Romana y otras nueve compa?eras, el 15 de agosto de 1425.

El Papa a las Oblatas de Santa Francisca Romana: recen por la unidad de la Iglesia

En un mensaje a las monjas del monasterio de Tor de'Specchi, en el corazón de Roma, con ocasión del sexto centenario de la oblación de la Santa fundadora, copatrona de Roma, León XIV las invita a continuar en su compromiso de ser "escuela de caridad esforzada, fuente de espiritualidad e ideal de entrega a Cristo y a la Iglesia".

Alessandro Di Bussolo - Ciudad del Vaticano

Que su presencia como Monasterio "abierto" en el corazón de la Ciudad Eterna sea una continuación de la santidad de la Madre fundadora, que se comprometió "a engendrar a Cristo en el mundo" con su testimonio de fe, fue dócil "a la guía de los Ángeles" y se comprometió "por la unidad de la Iglesia", con la oración y la acción. Esta es la invitación que el Papa León XIV dirige a las Hermanas Oblatas de Santa Francesca Romana di Tor de' Specchi, en un mensaje enviado con ocasión del sexto centenario de la oblación de la santa.

El 15 de agosto de 1425, en la solemnidad de la Asunción, recuerda el Papa, santa Francisca Romana, "después de una vida vivida como esposa y madre ejemplar, junto con sus nueve primeras compañeras, hizo la oblación solemne, consagrándose a Dios en humilde y dedicado servicio a los afligidos por la pobreza humana y espiritual de su tiempo.

Una escuela de caridad esforzada y fuente de espiritualidad

Eran un pequeño grupo de mujeres de las familias más ricas y acomodadas de la nueva nobleza de la ciudad, que, sin dejar de vivir en sus propias casas, se comprometían, mediante la oblación, a una vida cristiana más perfecta, en la asistencia a los sacramentos, las penitencias y las obras de caridad.

En estos seis siglos, prosigue León XIV, la Familia religiosa fundada en 1433, inspirada en la Regla del "gran padre del monacato occidental san Benito", ha sido "escuela de esforzada caridad, fuente de espiritualidad e ideal de entrega a Cristo y a la Iglesia".

Hacen falta mujeres "apasionadas por el Evangelio"

Para el Pontífice, santa Francisca Romana, que con los santos apóstoles Pedro y Pablo, y san Felipe Neri es la patrona de Roma, muy querida por los fieles, "sigue siendo un faro que ilumina a los creyentes de todos los tiempos, haciendo arder el fuego del amor de Cristo en los hombres de hoy".

Nuestra sociedad, prosigue, necesita mujeres como ella, "apasionadas por el Evangelio" y, recuerda citando al Papa Eugenio IV en la Bula de Fundación, "encendidas por el celo de Dios, deseosas de servir al Altísimo con espíritu de humildad y, en la medida de su fragilidad, de imitar la vida apostólica para ganarse para Cristo y vivir en común y en caridad".

San Juan Pablo II y el radicalismo evangélico

El Papa León XIV recuerda también a san Juan Pablo II, que en una carta a los oblatos en 1984 les invitaba a "hacer opciones de profunda radicalidad evangélica, caracterizadas por la disciplina austera, la renuncia gozosa y la oblación generosa". A continuación, subrayó tres aspectos de la santidad de la Madre fundadora

El primero es el celo con el que santa Francisca Romana se comprometió "a engendrar a Cristo en el mundo y a hacer fuerte y real su presencia con su testimonio de fe y de santidad". La segunda es su docilidad "a la guía de los ángeles", que cultivó a través de la oración y la meditación de la Palabra de Dios. La tercera virtud, recuerda el Papa, es el compromiso "por la unidad de la Iglesia, por la que se prodigó, con la oración y con la acción".

Un monasterio como "lámpara para la historia

El Monasterio de Tor de' Specchi, a los pies de la colina Capitolina, entre la Basílica de Santa María in Aracoeli y las ruinas del Teatro de Marcelo, "abierto" como quiso la Madre fundadora, es, subraya León XIV, "una lámpara para la historia y el camino de un pueblo". Y que numerosos, a lo largo de los siglos, han sido los devotos de la Santa que han acudido a este lugar "tan sublime, rico en arte y espiritualidad, para atraer la paz interior y saborear el amor de Dios, y todavía hoy hay tanta necesidad, en una sociedad tan frenética y opulenta, de oasis como éste". Que el Espíritu Santo, es el aliento del Pontífice, les ayude a "reavivar su carisma" y se fortalezca para "continuar su misión por el bien de la Iglesia".

La oración de la fundadora: "Me has conducido a tu voluntad"

Por último, el deseo del Papa León XIV es que para las Oblatas de San Francisco Romano sea "programa y profecía" la oración de la Madre fundadora: "Me has estrechado la mano derecha en tu mano, me has conducido a tu voluntad y me has acogido en la gloria". Y que los religiosos de se sientan "unidos a la Iglesia que les mira con especial devoción", confiados como están a la asistencia espiritual del cardenal Fortunato Frezza, "llamado a acompañalas y sostenerlas en este tramo del camino para que juntos miren al futuro con esperanza y docilidad".

Misa presidida por el cardenal Frezza

Fue el mismo cardenal quien presidió la Santa Misa, a las 10.30 horas, en el monasterio oblato de Tor de' Specchi, con ocasión del sexto centenario de la oblación del santo y de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María.

Los primeros pasos de los Oblatos

La fórmula de la oblación se pronunció en la basílica de Santa Maria Nova, oficiada por monjes olivetanos. Desde el principio, el grupo se caracterizó así por una referencia precisa a los valores de la espiritualidad benedictina, aunque durante algunos años los oblatos siguieron viviendo en sus propias familias.  No fue hasta 1433 cuando se compró una casa en la ladera occidental de la colina Capitolina, donde se retiraron a vivir en común. Francesca se unió a ellas tras la muerte de su marido en 1436 y se hizo cargo de la dirección de la comunidad, atendiendo como una madre todas las necesidades materiales y espirituales de sus hijas. En Tor de' Specchi Francesca permaneció cuatro años. Agotada por las vigilias, los ayunos y las incesantes penitencias, murió en paz la noche del 9 de marzo en el palacio Ponziani, recitando el oficio de la Virgen, de cuyo culto siempre fue devota.

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15 agosto 2025, 13:00