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El cardenal Baldassare Reina gui¨® la recitaci¨®n del Santo Rosario por la salud del Romano Pont¨ªfice en la Plaza de San Pedro El cardenal Baldassare Reina gui¨® la recitaci¨®n del Santo Rosario por la salud del Romano Pont¨ªfice en la Plaza de San Pedro  (VATICAN MEDIA Divisione Foto)

Reina: ?Como peregrinos de la esperanza rezamos por el Papa?

En la Plaza de San Pedro, por cuarto d¨ªa consecutivo, rezo del Rosario por Francisco. Encabez¨® la ´Ç°ù²¹³¦¾±¨®²Ô el cardenal vicario de la di¨®cesis de Roma: ?Rezamos junto a toda la Iglesia por la salud del Santo Padre. Que la Virgen Mar¨ªa lo sostenga en este momento?.

Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano

Bajo la mirada de María, Madre de la Iglesia, iluminada y rodeada de flores blancas y rosas que brillan en la oscuridad del atardecer, la Plaza de San Pedro se ha convertido desde el pasado lunes en el hogar de un pueblo que reza sin cesar por su Padre. Fieles, sacerdotes, religiosas y cardenales, entre ellos el secretario de Estado, Pietro Parolin, y el limosnero Konrad Krajewski, tienen en sus manos las coronillas del rosario para rezar por la salud del Papa. Presidiendo «la oración del corazón», como Francisco ha definido repetidamente el Rosario, estaba el cardenal Baldo Reina, vicario de la diócesis de Roma. «Hermanos y hermanas, peregrinos de la Esperanza -dijo el purpurado-, recemos junto a toda la Iglesia por la salud del Santo Padre Francisco. Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, lo sostenga en este momento».

Los misterios de la luz

El Pueblo de Dios reza los Misterios de Luz, añadidos por san Juan Pablo II en su Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, para «hacer redescubrir -escribió en 2002- la profundidad mística contenida en la sencillez del Rosario». Misterios de luz porque Jesús es «la luz del mundo» y esta dimensión, señaló Juan Pablo II, emerge particularmente en los años de la vida pública, cuando anuncia el Evangelio.

 

El primer misterio de luz recuerda el bautismo de Jesús por Juan en el Jordán, el lector lee un pasaje del Evangelio de Mateo seguido del rezo del Padrenuestro, las diez Avemarías y luego el Gloria cantado por el coro; el segundo misterio se centra en el primer milagro de Jesús en el río Jordán; en el tercero, Jesús proclama el Reino de Dios; en el cuarto misterio de luz, el Evangelio de Mateo recuerda la transfiguración de Jesús ante los discípulos; el último misterio recuerda la institución de la Eucaristía.

Un corazón lleno de gracia

Se canta la antífona mariana Salve Regina con la mirada dirigida a la Madre de Dios. El cardenal Reina se arrodilla ante la Virgen, con él los fieles responden a las letanías lauretanas en un clima de intenso recogimiento, con las manos unidas y entrelazadas con rosarios de madera, de cuentas blancas o de colores, que sostienen velas encendidas. «Santo Padre -recita el cardenal-, reaviva nuestra esperanza, para que ningún obstáculo nos haga desviarnos del camino que conduce a la salvación». Antes de la bendición final, se entonó la oración Oremus pro Pontifice, para que Dios preserve al Papa «de todo mal». La comunidad Cenáculo desplegó su pancarta diciendo «Gracias Papa Francisco», en esa frase hay gratitud y afecto filial hacia el Obispo de Roma. Los fieles lentamente regresan a sus casas, con el corazón lleno de la gracia de la oración y de las noticias que llegan de Gemelli de que el Papa está mejorando.

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28 febrero 2025, 10:09