Guyana, un futuro incierto entre petr¨®leo y pobreza
Pietro Piga ¨C Ciudad del Vaticano
Guyana se prepara para conocer quién será su undécimo presidente de la República. Las urnas se cerraron el lunes, pero el recuento de votos ¡ªque deberían ser unos 750 000¡ª aún no ha comenzado. Mañana o el jueves, el país descubrirá si durante otros cinco años las llaves del Palacio Presidencial de Georgetown seguirán en manos del presidente saliente, Mohamed Irfaan Ali, miembro del Partido Progresista del Pueblo/Cívico (PPP/C). O bien habrá pasado página confiando en Aubrey Norton, candidato de la oposición parlamentaria y líder de la Alianza para la Unidad Nacional (APNU), o en Azruddin Mohamed, que, al frente de Invertimos en la Nación (WIN), rompería el bipartidismo. Para contener las preocupaciones sobre los plazos del recuento, la Comisión Electoral estatal ha asegurado que «es la única autoridad que puede proporcionar los resultados» y que lo hará «lo antes posible», mientras que la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea también supervisa la votación.
Los temas del desafío
Durante la campaña electoral, los partidos debatieron sobre dos temas. Por un lado, se habló mucho del contrato con ExxonMobil, la petrolera estadounidense que, en los últimos diez años, ha descubierto yacimientos petrolíferos y se encarga de la extracción de crudo. La producción de petróleo ha supuesto un giro radical para Guyana: 900 000 barriles al día, que deberían aumentar hasta un millón en 2030. Desde 2019, su economía es una de las que más crece en el mundo: según el Banco Mundial, el año pasado registró un +43,6 %, y el PIB, según el Fondo Monetario Internacional, ascendió a unos 26 000 millones de dólares, cinco veces más. Sin embargo, esta riqueza contrasta con la tasa de pobreza de la población, que fue el otro tema debatido por las fuerzas políticas. A pesar del auge petrolero, Guyana sigue siendo uno de los países más pobres de América Latina: en 2019, el 48 % de sus 830 000 ciudadanos (edad media: 26 años) era indigente y sobrevivía con apenas 5 dólares al día en un país cubierto en un 95 % por selvas tropicales.
Las tensiones y el futuro
En los días previos a la apertura de las urnas, el tema candente fue Venezuela, con quien Guyana mantiene una disputa territorial sobre las islas Essequibo-Demerara Occidental, una región rica en recursos naturales, forestales y agrícolas que alberga a grupos indígenas, sobre la que Caracas reclama la soberanía y por la que Georgetown ha recurrido al Tribunal Internacional de La Haya. La hostilidad entre los países se agravó justo en vísperas de las elecciones, cuando en el río Cuyuni, en la frontera con Venezuela, una embarcación con funcionarios electorales a bordo fue blanco de disparos procedentes de la «orilla venezolana» y «respondió inmediatamente al fuego». A continuación se produjeron intercambios de acusaciones. El undécimo presidente de la República de Guyana también tendrá que ocuparse de este asunto.
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