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Refugiados congole?os en Burundi Refugiados congole?os en Burundi 

La pobreza aumenta en la frontera entre Burundi y Ruanda

Durante más de un a?o, el gobierno burundiano ha cerrado su frontera con Ruanda, lo que ha provocado una profunda crisis socioeconómica en las provincias septentrionales de Bugabira, Ntega, Busoni y Nyamurenza. Estas zonas sufren una crisis sin precedentes de hambre, pobreza e inseguridad.

Sara Costantini - Ciudad del Vaticano

Las provincias del norte de Burundi se enfrentan a una crisis socioeconómica sin precedentes, causada por las tensiones diplomáticas con Ruanda, que han llevado al gobierno a cerrar sus fronteras, interrumpiendo así los flujos comerciales. Las tensiones entre ambos países tienen su origen en años de acusaciones mutuas que han socavado la confianza mutua. El gobierno burundiano, con sede en Gitega, acusa a Kigali, la capital de Ruanda, de apoyar a grupos rebeldes armados, entre ellos RED-Tabara, activo principalmente en la República Democrática del Congo. Según las autoridades de Gitega, Ruanda apoya a estos "enemigos del pueblo burundiano", lo que obstaculiza la paz y la estabilidad interna. "La paz en Burundi no puede garantizarse mientras ciertos países alberguen fuerzas que amenazan a nuestro pueblo", reiteró el presidente Évariste Ndayishimiye en los últimos días.

El comercio perturbado y la crisis económica

El cierre de la frontera entre ambos países interrumpió abruptamente un flujo comercial vital, en particular en las regiones del norte de Burundi, donde las provincias de Bugabira, Ntega, Busoni y Nyamurenza atraviesan actualmente graves dificultades. En las zonas rurales, el comercio informal era un pilar de la economía local y estaba gestionado en gran medida por mujeres, cuyo trabajo aseguraba la supervivencia de familias enteras. La interrupción de estos oficios tuvo efectos devastadores, provocando un empobrecimiento generalizado y agravando la crisis social existente. Otro factor crucial fue el bloqueo de un flujo significativo de mano de obra. Muchos burundianos viajaban regularmente a Ruanda para trabajar en la agricultura, atraídos por salarios diarios hasta tres veces superiores a los que se ofrecían en su país y por el mayor valor del franco ruandés en comparación con el franco burundiano, que era casi cinco veces superior. El cierre de la frontera privó a estas personas de una oportunidad vital, empujando a muchas familias a la pobreza extrema.

El miedo creciente

La crisis económica viene acompañada de un deterioro de la seguridad. En abril de 2024, dos residentes de Bugabira desaparecieron tras cruzar la frontera en busca de trabajo. En los meses siguientes, la tensión estalló en violentos enfrentamientos en el bosque natural de Kibira, en la frontera entre ambos países, donde doce personas perdieron la vida, lo que acentuó aún más el clima de inseguridad y preocupación. Las repercusiones sociales también son evidentes en el aumento del abandono escolar, a pesar de los esfuerzos de organizaciones como la ONG alemana Welthungerhilfe, que busca apoyar los almuerzos escolares para garantizar al menos una comida a los niños más vulnerables. Las familias, presionadas por la falta de recursos, se ven obligadas a tomar decisiones difíciles, a menudo renunciando a la educación por necesidad económica. En los últimos meses, Burundi también ha acogido una importante afluencia de refugiados congoleños, decenas de miles de personas que huyen de la violencia en Kivu del Sur causada por el avance del grupo rebelde M-23.

Un sufrimiento ignorado

Las comunidades fronterizas lanzan un llamamiento urgente: "Solo queremos poder trabajar para ganarnos la vida. Reábrannos la frontera", declaró un comerciante de Ntega. Es la súplica de quienes, cada día, ven sus vidas y las de sus familias cada vez más amenazadas por una crisis que trasciende lo político y compromete la dignidad y la supervivencia de poblaciones enteras. A pesar de los esfuerzos de mediación de la Comunidad de África Oriental (CAO), la frontera permanece cerrada y las perspectivas de una rápida resolución parecen desvanecerse. Mientras tanto, la gente común sufre las dramáticas consecuencias de una crisis que no solo es diplomática, sino profundamente humanitaria.

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15 julio 2025, 15:20