La importancia geo±è´Ç±ô¨ª³Ù¾±³¦²¹ del C¨®nclave
Stefano Leszczynski ¨C Ciudad del Vaticano
Desde el miércoles 7 de mayo, el mundo tenía sus ojos puestos en la Capilla Sixtina del Vaticano para asistir al Cónclave que finalmente eligió a León XIV. Si bien es cierto que la presencia de 1.400 millones de católicos a nivel mundial no justifica tal afirmación, no es menos cierto que todas las potencias y cancillerías del mundo siguieron con gran atención el proceso electoral del sucesor de Pedro. De hecho, no sólo fue elegido el líder religioso y espiritual de la Iglesia universal, sino también el jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano, uno de los territorios internacionales más pequeños del mundo, cuyo peso en la comunidad de Estados se considera, sin embargo, enorme.
El peso de la autoridad moral
«Que el momento del Cónclave es un elemento que afecta al contexto geopolítico mundial ¨C explica Dario Fabbri, director de la revista de geopolítica Domino ¨C queda claro por el interés directo que muestran los Estados en el vano intento de maniobrar a favor de uno u otro candidato». Además, es la misma dimensión universal de la Iglesia, que también se expresa en el origen internacional de los cardenales, la que hace cosquillas a los intentos de influir en el proceso electoral.
«El único gobierno que no suele participar en estos intentos es el italiano ¨Cafirma Fabbri ¨C porque el Papa suele ser italiano o se percibe como fuertemente vinculado a Italia».
En todos los ámbitos internacionales, incluido el de las organizaciones mundiales o regionales, el papel del Vaticano siempre ha sido reconocido como decisivo para la autoridad moral atribuida al Estado Pontificio. Basta pensar en el contexto actual de crisis y guerras generalizadas, que Francisco comparó con una guerra mundial a pedazos.
Desde negociar el regreso a Ucrania de los niños deportados durante la guerra, hasta condenar las masacres en Oriente Medio, criticar una economía que penaliza a las sociedades más frágiles o apoyar abiertamente todas las formas de cooperación para proteger la Creación, el Magisterio y la línea política del Papa reinante pueden cambiar, reforzar o desequilibrar la balanza internacional.
El contexto multipolar
«Ser capaz de mediar y hacer malabarismos con los intereses de las superpotencias, implica a nivel geopolítico la atribución del estatus de superpotencia, aunque de una naturaleza muy diferente a la que solemos imaginar ¨C precisa el director de Domino ¨C y certificar, en cierto sentido, la autoridad moral del Estado vaticano bajo Francisco era dar un vuelco a la idea de que Occidente representa por sí solo la parte buena del planeta».
La última década ha puesto de manifiesto hasta qué punto ha cambiado el panorama geopolítico mundial, con una fragmentación extrema de los dos bloques políticos que antaño regían los equilibrios planetarios. Esto significa que también han aumentado los actores capaces de influir en los equilibrios internacionales. Si en el ámbito de las organizaciones internacionales existe una crisis multipolar, paradójicamente el mundo de las relaciones internacionales se mueve precisamente en esta dirección. Una situación que aumenta exponencialmente las expectativas de los gobiernos ante un acontecimiento como el Cónclave.
«La fase de hegemonía frustrada que vivimos necesita a la Iglesia ¨C y por tanto al Estado Vaticano ¨C más que antes, porque puede hablar a todos los rincones del planeta. Francisco lo ha entendido bien: si la Iglesia sigue siendo occidentalista, no tiene autoridad moral para invertir en la paz».
El significado geopolítico de la paz
Y es precisamente la paz «desarmada y desarmante», así como la capacidad de tender puentes, los primeros puntos programáticos del nuevo pontificado de León XIV. «Se ha centrado en superar vallas, en superar diferencias ¨Creflexiona Dario Fabbri ¨C y las repercusiones geopolíticas de esta elección no pueden sino ser percibidas como una oportunidad por el globo con la reconfirmación de un actor, el Vaticano, capaz de mediar en la búsqueda del equilibrio en un mundo desgarrado por conflictos y guerras».
La atención de los gobiernos hacia la elección del Romano Pontífice, atestiguada por los cientos de mensajes de buenos deseos procedentes de todo el mundo, es en cierto sentido el sello del peso geopolítico de la elección del Papa. En este caso un Papa estadounidense, pero también peruano, en definitiva, sudamericano de lejanos orígenes europeos y políglota.
«Sin olvidar ¨C concluye Fabbri ¨C el valor simbólico de una elección bastante rápida en un contexto en el que se reunieron 133 cardenales de 70 países diferentes. También desde este punto de vista, es una señal fuerte de la capacidad de la Iglesia universal para tender puentes a través del diálogo y la parusía».
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