El infierno sudan¨¦s ignorado por los poderosos
Stefano Leszczynski ¨C Ciudad del Vaticano
Hace dos años, el 15 de abril de 2023, estalló en Sudán un brutal conflicto entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR), que provocó la peor crisis humanitaria del mundo. Una guerra olvidada, sin embargo, eclipsada por los escenarios igualmente dramáticos de Ucrania y Gaza, cuyo impacto en términos de desplazamientos, alimentos, agua y atención sanitaria es probable que se precipite aún más, afectando a gran parte de África oriental y poniendo en riesgo millones de vidas.
Gente agotada por la guerra
«Lo que está ocurriendo en Sudán es uno de los ejemplos más ajustados de lo que el Papa Francisco llama la tercera guerra mundial a pedazos». Claudio Ceravolo es el presidente de Coopi - Cooperación Internacional, una ONG presente en Sudán desde hace más de 20 años.
«Antes de la guerra operábamos en el país con proyectos básicamente de desarrollo agrícola, seguridad medioambiental y empoderamiento de la mujer, pero ¨C señala Ceravolo con pesar ¨C todos estos proyectos han sido aniquilados por la guerra y desde el 15 de abril de 2023 no hacemos otra cosa que prestar asistencia de primera y urgente para ayudar a las poblaciones devastadas por la guerra».
Grave emergencia humanitaria
Según datos concordantes de varias agencias de la ONU, más de doce millones de personas han sido desplazadas en Sudán desde el estallido de la guerra hace dos años, y de ellas, casi cuatro millones han buscado refugio al otro lado de la frontera, en países como Egipto, Chad y Sudán del Sur, que ya se enfrentan a graves presiones humanitarias. Casi un tercio de la población sudanesa está desplazada y la mitad de ellos son niños.
Chiara Zaccone, coordinadora del programa de Coopi en Sudán, llegó al país poco después del comienzo de la guerra y vio cómo la situación humanitaria y la violación de los derechos humanos básicos se deterioraban a un ritmo cada vez mayor. «Desde el comienzo del conflicto ¨C dice ¨C habido más de 29.000 víctimas, de las cuales 7.500 son civiles, pero la cifra es mucho mayor si tenemos en cuenta también a las personas que han muerto por causas indirectamente relacionadas con la guerra».
La crisis alimentaria afecta a veinticuatro millones de personas, mientras que al menos doscientas setenta mil no tienen acceso al agua potable. Los servicios básicos también están en peligro: en las zonas más afectadas por el conflicto, sólo el 25% de los centros sanitarios siguen operativos, mientras que la falta de agua y las malas condiciones higiénicas favorecen la propagación de enfermedades como el cólera, el dengue y la malaria.
Faltan fondos para las ayudas
«Ante esta enormidad de necesidades ¨C afirma Filippo Ungaro, portavoz de ACNUR en Italia ¨C hay poco interés por parte de la comunidad internacional en abordar esta crisis desde un punto de vista financiero. Nuestro plan regional para Sudán sólo está financiado en un 9%, lo que genera una enorme preocupación por la propia supervivencia de los refugiados y desplazados».
El éxodo de civiles que huyen del conflicto en Sudán afecta a todos los Estados vecinos, con consecuencias desestabilizadoras para unas sociedades ya de por sí frágiles. Chad acoge a entre setecientos mil y ochocientos mil sudaneses y sigue manteniendo sus puertas abiertas, Egipto a un millón y medio, Libia a más de doscientos cincuenta mil y Uganda a más de setecientos mil.
«Está claro ¨C subraya Ungaro ¨C que esta incapacidad de la comunidad internacional para resolver los conflictos internacionales por métodos pacíficos, la escasez de fondos que se destinan a respuestas de emergencia, no harán sino seguir alimentando este flujo de personas hacia el exterior y que, si no pueden regresar a sus hogares, intentarán por todos los medios rehacer sus vidas en otros lugares, incluso a costa de cruzar el mar».
Los intereses detrás de la guerra
«La asignación de más recursos financieros, sin embargo, no bastaría por sí sola para resolver el sufrimiento de los sudaneses. Aunque mañana la ayuda económica fuera cien veces mayor ¨C afirma Ceravolo de la Coopi ¨C sin un compromiso político serio para poner fin a la guerra, se resolvería muy poco».
¿Cómo justificar entonces semejante desidia política a nivel internacional? Una inacción que se encuentra en casi todas las situaciones de conflicto a nivel mundial. «Los intereses económicos son ahora tan omnipresentes ¨Cseñala amargamente Ceravolo ¨C que la guerra se considera ahora como una política económica llevada a cabo por otros medios».
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