Monse?or Chami: el derrumbamiento en Darfur es una tragedia insoportable
Jean-Paul Kamba, SJ ¨C Ciudad del Vaticano
Dolor y tristeza por la pérdida de vidas humanas y la destrucción de todo un pueblo. Monseñor Jean-Marie Chami, vicario patriarcal greco-católico melquita para Egipto, Sudán y Sudán del Sur, expresa su angustia por el «desastre humanitario y la tragedia insoportable» que el pasado 31 de agosto conmocionó la región sudanesa de Darfur, cuando un deslizamiento de tierra, tras días de fuertes lluvias, arrasó por completo la aldea de Tarasin, en la zona de los Montes Marrah, a más de 900 kilómetros al oeste de la capital, Jartum, causando la muerte de más de mil personas, con un solo superviviente, según ha declarado el Movimiento-Ejército de Liberación de Sudán, el grupo rebelde que controla la zona, destruida por la guerra civil que también ha provocado una dramática hambruna. Lo ocurrido, según indica monseñor Chami, no debería dejar indiferente a nadie y, por ello, en profunda solidaridad con «el dolor de las familias en duelo», se ha organizado una campaña de oración en todas las parroquias de su diócesis.
Apoyo a las personas afectadas
Monseñor Chami pide a las autoridades locales que se movilicen, poniendo «todos los medios a su alcance para despejar las carreteras y poder enviar ayuda», y exhorta además a que se providencie urgentemente una «estructura de acogida para recibir y apoyar a las personas que necesiten acompañamiento psicoespiritual, sea cual sea su religión». Además, en señal de solidaridad con todas las víctimas y con la población que se encuentra en grandes dificultades, la comunidad católica greco-melquita de Egipto invita a los fieles a rezar por los difuntos, por las familias afectadas, por los desaparecidos y por todo el pueblo sudanés, ya profundamente afectado por la crisis humanitaria, para que reciba apoyo y ayuda.
La responsabilidad internacional
Lo que está sucediendo en Sudán, señala Chami, no puede ser una preocupación marginal, ya que implica una responsabilidad común, especialmente en el plano humanitario y moral. Por lo tanto, se pide a todas las naciones que se comprometan a prestar ayuda no solo de forma inmediata, sino también a largo plazo. Hay países, explica, que poseen «capacidades logísticas que Sudán no tiene, y sería necesario que intervinieran para socorrer a este lugar que sufre». Por lo tanto, lo que se necesita es poner en marcha una «cooperación humanitaria coordinada, pasando por una buena diplomacia», con la exhortación a los actores políticos «a dejar de lado la política y la cuestión militar para pensar en lo humanitario», y con la mirada puesta en la Unión Africana para que garantice corredores seguros para el paso de la ayuda.
Escuchar el sufrimiento
Recordando las palabras pronunciadas por el Papa durante la homilía de la misa de apertura del Capítulo General de los Agustinos, monseñor Chami recomienda entonces la escucha activa como actitud a adoptar ante el sufrimiento del pueblo sudanés. Se trata de ayudar a las víctimas, concluye el vicario patriarcal, «a no hundirse en la desesperación», a tener «esperanza y no perder el ánimo porque Dios está en el corazón del mundo y no abandona a nadie».
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