Iglesia venezolana da su último adiós al obispo Mario Moronta: “servidor y testigo”
Johan Pacheco - Ciudad del Vaticano
La Iglesia venezolana da su último adiós al obispo Mario del Valle Moronta Rodríguez, nacido en Caracas, servidor y testigo en los Andes y la frontera colombo venezolana. La Diócesis de San Cristóbal informó sobre su fallecimiento acaecido este 4 de agosto, memoria litúrgica de San Juan María Vianey.
La Conferencia Episcopal Venezolana en su , recuerda en “Mons. Moronta, un incansable pastor al servicio de la Iglesia en Venezuela, dejó una huella imborrable por su dedicación, su firme defensa de los valores evangélicos y su compromiso fiel con el pueblo tachirense y venezolano”.
El episcopado también resalta que “continuamente se destacó por la promoción de la paz y la justicia social en Venezuela, y su cercanía a los feligreses, con especial atención a los migrantes, los desfavorecidos y la juventud”.
“Su liderazgo y cercanía pastoral marcaron la vida de innumerables personas. Elevamos nuestras oraciones al Señor para que reciba a su fiel siervo en su Reino y le conceda el descanso eterno; y que la Santísima Virgen lo acoja bajo su manto maternal”.
Los ritos fúnebres se realizan en la Catedral de San Cristóbal, en el estado Táchira (Venezuela) y su misa exequial se efectuará el 8 de agosto, con la oración agradecida por un pastor bueno, por parte de los fieles y presbiterio que pastoreó en los últimos 25 años de su ministerio episcopal.
Pastor de un pueblo
En su ministerio episcopal, monseñor Mario Moronta, tanto en la arquidiócesis de Caracas como obispo auxiliar, y luego como obispo en las diócesis de los Teques y posteriormente en San Cristóbal, caminaba junto con los fieles y sacerdotes haciéndose un pastor del pueblo y para el pueblo, siempre anunciando con su testimonio el evangelio, con un comentario exegético que iluminaba con cercanía y ternura la vida de su rebaño. Siempre defendiendo y promoviendo la vida, denunciando las injusticias sociales, y con gran preocupación por la atención a los pobres, de manera especial los migrantes escuchando el llamado del Señor: “denle ustedes de comer” (Lc 9, 13). Y con el mismo pueblo vivió con gran amor la devoción a la Virgen María en la advocación de Nuestra Señora de la Consolación, y a su hijo, el Santo Cristo del Rostro Sereno, ambos venerados en los Andes venezolanos.
Un pastor que configura pastores
Un pastor “con olor a oveja”, que dedicó muchos de sus escritos a la reflexión sobre el ministerio sacerdotal y el compromiso de todo ministro a configurarse a Cristo Sumo y Eterno Sacerdote. En una con motivo del Año Sacerdotal, en el 2009, reflexionaba: “Al configurarse con Cristo, el sacerdote también se identifica con Él de tal manera que hace suyo el estilo de vida de Cristo: es obediente, casto y pobre, para ser, además, signo del reino de Dios. Por el Sacramento, recibe una especial fuerza del Espíritu Santo, con la cual ejerce su ministerio y se distingue como testigo que alienta a todos a ser santos como él ha de serlo. Quien es configurado a Cristo recibe los tres oficios sacerdotales del Señor: es pastor, es profeta y es santificador”. Por ello, su dedicación a la formación de los futuros sacerdotes, la formación permanente, y a la cercanía fraterna con sus hermanos del presbiterio.
Servidor y Testigo
Su vida podría definirse, en lo que enseñaba con su lema episcopal: “Servidor y testigo”. Sirviendo a todos sin distinción, escuchando con atención, corrigendo con fraternidad, iluminando cada paso a luz de la Sagrada Escritura. Y en ello, dando testimonio, para ir más allá de las palabras y encontrarse como buen pastor con los demás, incluso con aquellos que lejos estaban de los valores del evangelio para llamarlos a la conversión.
Su vida
Mario del Valle Moronta Rodríguez nació el 10 de febrero de 1949 en Caracas, Venezuela. Estudio en el Seminario Santa Rosa de Lima. Fue ordenado sacerdote el 19 de abril de 1975. Estudio Teología Bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En 1990, Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Caracas, siendo ordenado Obispo el 27 de mayo de ese mismo año. Posteriormente, en 1995, fue designado obispo de la Diócesis de Los Teques. Y desde 1999 fue obispo de la Diócesis de San Cristóbal hasta octubre de 2024. Fue miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en 2009. Y se desempeñó como Primer Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana durante los períodos 2019-2022 y 2022-2025.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí