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Participantes en la Conferencia de Estocolmo para la Semana Ecum¨¦nica 2025 (18-24 de agosto) Participantes en la Conferencia de Estocolmo para la Semana Ecum¨¦nica 2025 (18-24 de agosto) 

Arzobispo Pace: Cristianos unidos, testimonio para las heridas de la humanidad dividida

Ayer, 24 de agosto, concluy¨® la Semana Ecum¨¦nica en Estocolmo, que reuni¨® a diversos l¨ªderes de las Iglesias cristianas para conmemorar el centenario del encuentro de 1925. El arzobispo Flavio Pace, secretario del Dicasterio para la Promoci¨®n de la Unidad de los Cristianos, hizo un resumen del evento.

Beatriz Guarrera - Ciudad del Vaticano

Un llamado a "servir juntos al mundo" en la búsqueda de la paz, la justicia y la dignidad humana. Esta fue la invitación que extendió en 1925 el arzobispo Nathan Söderblom, entonces arzobispo luterano de Uppsala, a 600 líderes ortodoxos, anglicanos y protestantes reunidos en Estocolmo. Cien años después, los líderes de las Iglesias cristianas respondieron a la misma invitación participando en la Semana Ecuménica de Estocolmo, que concluyó ayer, domingo 24 de agosto. El arzobispo Flavio Pace, secretario del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, expresó a los medios de comunicación del Vaticano su alegría por participar en el evento y su importancia para el diálogo ecuménico en este año tan especial que también conmemora el 1700 aniversario del Concilio de Nicea.

Durante la Semana Ecuménica, se reiteró el llamado a la comunión entre las Iglesias. La comunión es un llamado, pero también un misterio a veces difícil de comprender. ¿Qué nos dicen las Escrituras al respecto?

Nos recuerdan la oración de Jesús en la Última Cena, que dirigió al Padre en el momento más álgido de su vida, antes de su entrega total en la cruz. Ora para que «sean uno, como tú y yo, Padre, somos uno». Por lo tanto, la llamada a la comunión es una llamada a la vida trinitaria. Y nosotros, con el bautismo y la profesión de fe trinitaria, estamos inmersos en este misterio de comunión y no podemos vivir una vida cristiana sin la oración de Jesús. Para nosotros, la comunión entre todos los creyentes en Cristo no es una decisión estratégica, sino más bien una obediencia a la oración de Jesús, una escucha atenta a su corazón.

El Papa León XIV envió un mensaje para esta Semana Ecuménica y, desde su elección, habló sobre el tema de la unidad. ¿Cuán crucial es este tema para las Iglesias en este momento histórico?

Esto es crucial porque, en un mundo desgarrado y cada vez más fragmentado en tantos niveles ¡ªtanto en el más evidente, con conflictos persistentes, como en tantos otros ámbitos donde el espíritu de división está presente¡ª, el hecho de que las iglesias y las comunidades cristianas, que lamentablemente experimentan el escándalo de la división, sientan con fuerza la llamada a renovar su camino hacia la unidad visible se convierte en testimonio y también en sanación. Es como "derramar el aceite y el vino del Buen Samaritano" sobre las heridas de una humanidad dividida.

¿Cuál fue el ambiente entre los participantes de esta Semana Ecuménica y qué frutos dio?

El ambiente fue verdaderamente positivo dada la preparación del evento, fruto de la colaboración dentro del Consejo Cristiano de Iglesias de Suecia, que posteriormente amplió sus horizontes para incluir a otros socios internacionales, como el Santo Padre y la Santa Sede, pero también, creo, el Consejo Mundial de Iglesias. El evento también contó con la participación de personas y comunidades, no solo de líderes. En las calles de Estocolmo, se marcaron varios lugares donde se celebraron reuniones. Incluso hubo un festival en la plaza para transmitir que este llamamiento pretende trascender nuestras iglesias y sacristías, y debe convertirse en un mensaje contundente en la sociedad. La presencia de la familia real sueca y del primer ministro en una de las celebraciones de clausura, así como la reunión que el ministro responsable de asuntos religiosos solicitó con los líderes, reflejan el deseo de una sociedad que considere la dimensión religiosa no como algo privado, sino como algo que contribuye a una ciudadanía y una civilización de amor y paz.

¿Cómo pueden los líderes cristianos que participaron en la Semana Ecuménica de Estocolmo transmitir este llamado a la unidad a la gente de todo el mundo?

Cuando alguien tiene una experiencia hermosa, y es verdaderamente hermosa, no se la guarda para sí. Quiere compartirla, como sucedió al comienzo de la predicación del Evangelio. La experiencia de estos días fue una experiencia del Espíritu y en el Espíritu. Por eso, todos regresamos con gran alegría y el deseo de compartirla. La dimensión ecuménica a veces corre el riesgo de ser algo elitista, porque los líderes se reúnen, pero las comunidades no siempre son capaces de percibir la belleza y la realidad de este diálogo, que se ha mantenido durante décadas, dependiendo de las diferentes Iglesias. Por lo tanto, debemos esforzarnos por tener reuniones también en el futuro, donde los líderes hagan visible su unión; no solo se encuentren, y esto es una hermosa señal para la sociedad, sino también para las comunidades cristianas, que a veces aún experimentan cierta desconfianza mutua, quizás vinculada a heridas históricas que aún necesitan sanar.

El año 2025 también marca el 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea. ¿Qué lecciones pueden ser útiles para las Iglesias de hoy, al recordar ese primer Concilio?

Lo que resulta profundamente conmovedor es que el Concilio fue convocado por el emperador Constantino en un momento en que la profesión de fe en Cristo corría el riesgo de convertirse en fuente de división debido a las diferentes interpretaciones. Fue un Concilio que buscó clarificar la profesión de fe en Cristo, para que pudiera vivirse en unidad. Así, el legado de Nicea es la sensación de que en ciertas ocasiones el Espíritu nos llama a reunirnos para reafirmar las verdades de la fe, pero también para encontrar un renovado impulso hacia la unidad. Es profundamente conmovedor que Nicea estuviera presente en Estocolmo, tanto hace 100 años como durante esta Semana Ecuménica. En la Conferencia de 1925, el Patriarca Griego Ortodoxo de Alejandría proclamó la fe nicena en griego. Ayer, en la Catedral de Uppsala, la catedral del Primado Luterano de Suecia, fue el Patriarca Ecuménico Bartolomé quien proclamó el Credo Niceno en griego en nombre de todos.

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25 agosto 2025, 14:41