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Historias de Esperanza

Spínola Solidaria: de una historia en Instagram a un acto de caridad

Desde Sevilla, un grupo de 箩ó惫别苍别蝉 utiliza las redes sociales como plataformas de cambio, impulsando proyectos solidarios en Venezuela, Angola y Brasil. A través de la ONGD Spínola Solidaria, demuestran que la fe y la acción pueden ir de la mano en el mundo digital.

Sebastián Sansón Ferrari - Ciudad del Vaticano

En un mundo saturado de imágenes, conexiones efímeras y pantallas que muchas veces aíslan, hay quienes deciden mirar más allá del scroll infinito y usar las redes sociales como puentes. Marta Molina de la Fuente, responsable de proyectos de la ONGD Spínola Solidaria, comparte con Vatican News una historia concreta de esperanza, de esas que germinan en lo cotidiano y tienen capacidad de tocar corazones a miles de kilómetros.

Desde Sevilla, un grupo de jóvenes vinculados al Colegio Sagrado Corazón (Esclavas), perteneciente a la Fundación Spínola, en un espacio de movilización, testimonio y compromiso. Con creatividad, perseverancia y una fuerte identidad colectiva, han logrado impulsar proyectos solidarios en comunidades vulnerables de Venezuela, Angola y Brasil.

“La iniciativa nace de su inquietud”, explica Marta. “Cada año se ponen en contacto con nosotras para ver cómo pueden colaborar, y las redes sociales se han convertido en un canal clave para dar visibilidad y recaudar fondos”. Desde entrevistas con religiosas sobre el terreno hasta campañas directas en Bizum, cada historia compartida, cada reel publicado, ha ido generando un goteo constante de solidaridad.

Escucha la entrevista completa a la responsable de proyectos de Spínola Solidaria

En un tiempo en que las redes sociales suelen asociarse con riesgos y superficialidad, este proyecto ofrece un contrapeso esperanzador. “Pensar que solo son malas nos hace perder oportunidades”, sostiene. “Los jóvenes están ahí, y si sabemos canalizar ese espacio, es una plataforma de conexión, de sensibilización, de transformación”.

El grupo sevillano ha logrado completar todos los retos que se ha propuesto en los últimos años. El más reciente: recaudar 1.200 euros para apoyar un proyecto educativo en Barquisimeto, Venezuela. Más allá del dinero, lo significativo está en el proceso: el aprendizaje colectivo, el diseño conjunto de la campaña, la reflexión crítica sobre las causas de la pobreza y el deseo de ser parte activa de un cambio estructural.

Miembros del Grupo Spínola de Sevilla junto a la comunidad de religiosas de la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón.
Miembros del Grupo Spínola de Sevilla junto a la comunidad de religiosas de la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón.   (Javier Izaguirre/Spínola Solidaria)

Estilo Spínola: de corazón a corazón

Lo que estos jóvenes encarnan no es algo aislado, sino parte del estilo Spínola que la organización promueve: una pedagogía del encuentro, del paso a paso, de la cercanía y el rostro concreto. “Nos gusta pensar que este trabajo es de persona a persona, de corazón a corazón”, dice Marta. “Desde un barrio de Sevilla hasta una comunidad en Luena, en Angola, se va tejiendo una red de humanidad”.

Esta mirada atraviesa el enfoque de Educación para el Cambio Global que impulsa la ONGD: formar personas críticas, informadas, corresponsables, capaces de entender cómo sus decisiones diarias repercuten en la vida de otras personas a miles de kilómetros. “Queremos llegar a todos los márgenes”, afirma Marta con convicción. “Porque transformar el mundo empieza por tomar conciencia de nuestro lugar en él”.

La ONGD Spínola Solidaria está inspirada en el legado del , un hombre profundamente comprometido con la dignidad humana. Su trayectoria es testimonio de una fe que se convierte en acción: desde su etapa como abogado de los más pobres, pasando por su visita a Las Hurdes –la región más empobrecida de España en ese tiempo–, hasta su defensa del movimiento obrero y la creación de iniciativas como El Correo de Andalucía. En momentos de crisis, como la epidemia de cólera en Cáceres o la sequía en Sevilla, abrió las puertas de su casa y salió a pedir limosna por las calles, demostrando una radical cercanía con los más vulnerables.


Redes que educan, redes que transforman

Para Spínola Solidaria, las redes sociales no son un fin, sino un medio. Un instrumento para tocar conciencias y abrir ventanas a realidades olvidadas. Pero sobre todo, son una excusa para generar comunidad. “Lo valioso es que lo hacen juntas, con un propósito común”, insiste. “Se reúnen, piensan, crean, evalúan. Eso también es educar. Y eso también es fe en acción”.

En este contexto, el voluntariado internacional que ofrece la organización añade otra capa de compromiso. Cada año, jóvenes se forman y parten hacia destinos como Angola para vivir una experiencia transformadora. Una llamada concreta para quienes buscan una fe activa, encarnada, comprometida con el sufrimiento del mundo.

Miembros del Grupo Spínola de Sevilla, en la capilla del colegio Sagrado Corazón, Esclavas.
Miembros del Grupo Spínola de Sevilla, en la capilla del colegio Sagrado Corazón, Esclavas.   (Javier Izaguirre/Spínola Solidaria)

Escuchar el grito del mundo

“La esperanza se ve cada vez que una persona becada termina sus estudios”, comparte Marta. “Cada proyecto que apoyamos es una muestra tangible de que otra realidad es posible”. En este sentido, el mensaje que envía a los jóvenes del Jubileo en Roma es inspirador: “Escuchen el grito del mundo. No miren a otro lado. Júntense con otros, hagan redes, tejan sueños. La transformación es colectiva”.

Spínola Solidaria no solo promueve proyectos. Cultiva humanidad. Invita a mirar con otros ojos, a actuar desde el corazón y a convertir las redes sociales en espacios de anuncio, justicia y esperanza.

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23 julio 2025, 11:53