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Fieles en la Plaza de San Pedro Fieles en la Plaza de San Pedro  

León XIV, pensamientos y emociones desde la Plaza de San Pedro

Bajo la mirada de más de 100 mil personas, voces de varias partes del mundo: ?El nuevo Papa me ha emocionado hasta las lágrimas recordando a Francisco?.

Rosario Capomasi, Edoardo Giribaldi, Lorena Leonardi - Ciudad del Vaticano

«La paz esté con ustedes». «Esperanza de paz».

Hay un antes y un después en la elección de Robert Francis Prevost, el nuevo Pontífice que ha elegido el nombre de León XIV. Uniendo los dos tiempos hay una sola palabra -frágil y poderosa- susurrada y gritada, escrita sobre una hoja de papel y que resuena desde el balcón más solemne del mundo: la paz.

Nuevo Papa, nueva paz

Yona Tukuser es una pintora que nació en un pequeño pueblo de Bulgaria y creció entre los vientos del Este. Desde hace años vive en Ucrania, y desde septiembre está en Roma, comisariando una exposición sobre la hambruna que marcó a la antigua Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial. Lo cuenta a los medios vaticanos con voz temblorosa, con las uñas destrozadas por el nerviosismo ante un conflicto que desde el 25 de abril la lleva cada día a la plaza de San Pedro con una pancarta en la que se lee «Esperanza de paz».  Tres palabras para condensar, en pleno Jubileo de la Esperanza, el sentido de buena parte del pontificado del Papa Francisco, que nunca ha descuidado los lugares y los pueblos atormentados por las armas. «Adelante», solía repetir también el Pontífice. El tiempo sigue, impertérrito. Y como confiesa Yona, como una ola creciente, llega un grito que se convierte en coro. El humo blanco.

«Nuevo Papa, tenemos un nuevo Papa. Tenemos paz». Yona levanta los ojos, inmediatamente llenos de lágrimas, abrazos. Sonríe. Es la primera en llorar de alegría, de esperanza: lágrimas que no conocen nación. «Estos días ha venido a hablarme gente de Israel, de Rusia... todos hablan de una cosa: la paz», cuenta, temblorosa. «Y estoy segura: éste será el Papa del diálogo, de la reconciliación entre las religiones. El Papa de la paz».

El sueño de un padre

El Papa Francisco ha confesado a menudo «soñar» con la paz. Un horizonte compartido por una pareja de jóvenes padres, Juan y Aisha, para su pequeña Sieg, de apenas nueve meses y un gran lazo blanco en la cabeza. Originarios de Chicago, ya estuvieron presentes en la plaza de San Pedro la noche anterior. Esta tarde han vuelto. «¿Qué esperamos de él? Paz. Para ella, sobre todo», dice Juan, señalando a la pequeña que duerme, plácida por cierto, en los tranquilizadores brazos de su madre. Un mensaje que parece una profecía, cuando se anuncia el nombre de Prevost como nuevo Papa, nacido en Chicago.

Un abuelo Papa

Desde la capital del estado norteamericano de Illinois llega también Mary Ann Ahern, corresponsal de la sección local de la cadena Nbc, rodeada de compatriotas.  «Vale, vaya... ¿Esto es como Coachella para los católicos?». Lo dice riendo Cassidy, con bandolera y acento americano, una estudiante de paso por Roma durante un semestre. Le pregunta irónicamente a su compañera si el actual no es una especie de festival para católicos, refiriéndose al gran evento musical que tuvo lugar recientemente en California.

El entusiasmo en la plaza le recuerda el ambiente del famoso evento artístico, pero esta vez no hay luces de neón ni guitarras eléctricas. Sólo silencio, luego alegría. Después, expectación. Abre su aplicación de notas, graba una vocal para una futura redacción universitaria. No es practicante, confiesa, pero hoy algo ha hecho clic. «Me recuerda un poco a mi abuelo. Creo que ahora estoy un poco emocionada». Y al final, quizá ésa sea la noticia: la espiritualidad reavivada en una voz joven, la imagen de un abuelo convertido en guía, la paz vestida de blanco y cruzando culturas. Hoy, en la Plaza de San Pedro, el mundo ha escuchado una palabra, y la ha entendido en todos los idiomas.

Entre cantos y banderas

«Venimos de una isla pequeña, pero de corazón católico y hoy para nosotros, como para todos, es una gran fiesta de la paz». Marie-Lourdes, de 64 años, llegó a Roma desde la isla de La Reunión, en el océano Índico, con miembros de la asociación Étoile Notre-Dame. Ondea la bandera francesa con toda la fuerza de sus brazos y canta himnos religiosos, deteniéndose sólo para decir: «Que nuestro símbolo sea un buen deseo para León XIV, que me emocionó hasta las lágrimas al recordar al Papa Francisco».

De Petrópolis, Brasil, proceden Elise, Claudia y Paulo, que partieron para una peregrinación a Italia que debía terminar el martes pero que, por una serie de contratiempos, les ha retenido en Roma hasta hoy: «Lo vemos como un signo del destino, León XIV me llenó inmediatamente el corazón cuando tuvo un momento de emoción al asomarse a la Logia de las Bendiciones». Jan y Kasper son gemelos de 20 años, seminaristas, y proceden de Polonia, de Poznan. «Somos devotos del gran Papa Juan Pablo II y ver al nuevo Pontífice tan radiante nos recordó a él», dicen. «Soñaba con un Papa llamado León»

En camino hacia la salvación

Sor Agata y sor Mary son monjas ursulinas nacidas en Indonesia, pero residentes en Roma desde hace cinco años. «Rezamos por el nuevo Papa como siempre hemos hecho por Bergoglio, sabemos que guiado por el Espíritu Santo iluminará a la Iglesia como sus predecesores», confiesan, emocionadas. Kristina, de Múnich, junto con su compañera de peregrinación Bertha, recuerda al Papa Ratzinger: «Nos enseñó mucho y estoy segura de que León XIV también nos mostrará el camino de la salvación como Benedicto XVI, con el espíritu de un “humilde trabajador en la viña del Señor”».

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09 mayo 2025, 14:51