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2024.08.28 Udienza Generale

La Vida Religiosa como signo de esperanza en las periferias

La Hermana Liliana Franco Echeverri, presidenta de la CLAR (Conferencia Latinoamericana de Religiosos y Religiosas), comparte su vivencia sobre el legado del Papa Francisco, destacando cómo su magisterio y ejemplo fortalecen la misión de la Vida Religiosa en las periferias y en el camino sinodal de la Iglesia.

Sor Elaine Castro Matheuz - Ciudad del Vaticano

“La Vida Religiosa en las periferias será siempre signo de esperanza”, señala la Hna. Liliana, tras la partida del Papa Francisco. Para ella, su magisterio ha sido un valioso testimonio que ayuda a las comunidades religiosas a seguir viviendo desde el compromiso y la cercanía con los más necesitados, manteniendo viva la esperanza en los ámbitos de pobreza y descarte.

Un magisterio que invita a sentir con la Iglesia y a poner a Jesús en el centro

“Estos días han sido una oportunidad para orar y agradecer la vida del Papa. A mí, personalmente, su magisterio me marcó profundamente, me condujo a ‘sentir con la Iglesia’ y a recordar que lo esencial es poner la mirada en Jesús”, comparte la hermana Liliana. Subraya que el Papa Francisco ha devuelto a la Iglesia la certeza de lo fundamental: “Ponerse en el corazón de Jesús y desear tener un corazón semejante al suyo”.

Gracias a una entrevista con el Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad, publicado por la ADN Celam la religiosa Liliana Franco, resalta que el pontífice ha dejado un legado “fecundo”, que moviliza a vivir la alegría del Evangelio de forma radical y apasionada. “Nos hereda la experiencia de que la Buena Noticia produce gozo y humaniza”, afirma, llamando a seguir esa misma línea en la misión de la Vida Religiosa.

Su legado nos interpela en nuestras inercias y estructuras caducas, invitándonos a una conversión profunda principalmente en temas como la ecología integral, la amistad social y el compromiso con los más empobrecidos, explica la hermana Liliana. La misión, según ella, continúa siendo un llamado a la esperanza donde las acciones sean vividas desde la radicalidad evangélica.

La sinodalidad, camino que lleva al Espíritu

Para la hermana Liliana, las religiosas y religiosos son “centinelas vigilantes de las llamadas del Espíritu”. La vocación consagrada, afirma, se configura en un trinomio de mística, misión y profecía: “Por eso nos invitó siempre a la profundidad del encuentro con Jesús, a poner el corazón en Él, a no fragmentarnos en superficialidad y consumismo”.

Respecto al proceso sinodal impulsado por Francisco, la Hna. Liliana asegura que “el protagonista del proceso es el Espíritu”. La sinodalidad, sostiene, es la forma en que Dios quiere que la Iglesia camine en este tiempo, exigiendo escucha, pluralidad y encuentro comunitario: “Este paso no tiene vuelta atrás; es la forma de ser Iglesia en el tercer milenio”.

Frente a inseguridades sobre la continuidad sin la presencia física del Papa, la religiosa recuerda que “el Espíritu y el legado del Papa Francisco permanecen vivos”. Anima a la espera activa y a seguir viviendo con actitud de discernimiento, confianza y esperanza, sin caer en pesimismo. “Nos debe llevar a seguir empeñados en consolidar una Iglesia fiel al legado de Jesús… se renueva para vivir en autenticidad”, enfatiza.

Renovar el compromiso con rostro y fidelidad

De cara a la próxima Asamblea Electiva de la CLAR, la hermana Liliana expresa que este será un momento para definir un nuevo horizonte inspirador, que ilumine el caminar en medio de los signos de los tiempos. Ella anuncia que la Vida Religiosa está llamada a ser un sujeto profético que interpela tanto a la Iglesia como a la sociedad, en medio de interculturalidades y periferias, momento en que se hace más urgente vivir desde la esperanza.

Finalmente, la hermana Liliana destaca que la herencia del Papa Francisco invita a renovar el compromiso y a romper con esquemas viejos. La historia de la Vida Religiosa, tejida con rostros, sudor, sangre y fidelidad, será siempre signo de esperanza, “La Vida Religiosa frágil, en las periferias, en las fronteras, en los contextos en los que se hace más árido el anuncio, será siempre signo de esperanza…Será profética y por lo tanto buena noticia para los excluidos de la historia”.

La hermana Liliana alza su voz con una certeza: “Estamos en estado de esperanza porque el Dios de los pequeños y humildes nos habita, dando fecundidad a toda vida, en un espíritu de Resurrección”.

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02 mayo 2025, 16:40