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La misión de los Salesianos continúa sin descanso, en un esfuerzo por preparar a los 箩ó惫别苍别蝉 para un futuro a través de la educación, sin importar dónde se encuentre. La misión de los Salesianos continúa sin descanso, en un esfuerzo por preparar a los 箩ó惫别苍别蝉 para un futuro a través de la educación, sin importar dónde se encuentre.

Padre Saggiotto: la vida en Belén bajo un manto de plomo

El director de la obra salesiana en la ciudad cisjordana relata la actuación de los misioneros de Don Bosco en una situación de cierre dramática. ?Vivimos en un atasco, en una profunda sensación de inseguridad, pero estamos al lado de nuestros alumnos, de los 箩ó惫别苍别蝉 del oratorio y de sus familias?.

Francesca Sabatinelli - Ciudad del Vaticano

Los chicos, incluso los más pequeños, que no llegan a los siete años, en Belén viven con el móvil en la mano, no para jugar, ni para charlar con sus amigos, como cualquier chico en otras partes del mundo, sino para entender lo que sucede a su alrededor, para comprender si hay problemas en su cárcel al aire libre, como llaman a su ciudad. El padre Lorenzo Saggiotto, director de la obra salesiana en Belén, junto con sus hermanos, nunca ha dejado de trabajar al lado de estos jóvenes. 

Para ayudarles, los salesianos han puesto en marcha actividades psicosociales destinadas a frenar el impacto del estrés provocado por la guerra. «Creamos iniciativas que pudieran ayudar a los chicos a dialogar entre ellos, a abrirse, a no guardarse todo dentro. Las organizamos principalmente por edades, empezando por los niños de 6 a 10 años, luego de 10 a 14 años, creando actividades teatrales, musicales, deportivas, cualquier cosa que pudiera sacarles del manto de plomo que pesa sobre ellos. Y esto también ha ayudado a las familias a comprender que sus hijos tienen cualidades y que, a través de estas actividades, pueden expresarse de alguna manera y también crear un poco de serenidad en sus vidas».

La profunda sensación de inseguridad

En Belén, como en el resto de Palestina, nadie es capaz de hablar del futuro de los jóvenes, de las familias, de los cristianos. «Vivimos bloqueados, sobre todo en lo que se refiere a la circulación -continúa Saggiotto-, con controles de carretera que se ponen al azar, y ocurre que los que vuelven de la escuela se encuentran la carretera cerrada y tienen que buscar otras formas de volver, porque nunca se sabe cuándo las carreteras están cerradas o abiertas. Y luego está el ejército israelí, que llega día y noche, pasando por delante de nuestra escuela, sobre todo en las horas de la mañana. Hasta ahora los soldados nunca han entrado en nuestra casa, pero todo esto crea una sensación de inseguridad».

El miedo a perder la identidad

¿Cuál será el futuro? ¿Habrá solución? ¿Habrá dos Estados? Dramáticas preguntas que probablemente, teme Saggiotto, quedarán sin respuesta durante mucho tiempo. «No entendemos hacia dónde vamos, todo esto crea una sensación de incertidumbre y, por supuesto, la necesidad de buscar otras soluciones, como marcharse. Hablamos con parejas jóvenes, que tienen hijos en la escuela primaria, y sabemos que se preguntan si quedarse aquí, y sufrir la crisis, o si irse a otro sitio, para vivir mejor, pero -este es el gran temor- a riesgo de perder su identidad, los valores de la cultura palestina, de sentirse como una gran familia, arriesgándose a sentirse sólo números dentro de otro gran Estado».

La obra de los Salesianos

La misión de los Salesianos continúa sin descanso, en un esfuerzo por preparar a los jóvenes para un futuro a través de la educación, sin importar dónde se encuentre. «Nuestra primera preocupación ha sido no perder alumnos por falta de dinero para pagar las matrículas. Iniciamos una campaña de recaudación de fondos para poder cubrir los gastos de los más de 300 chicos y chicas que asisten a nuestros cursos, para becarles, y hasta ahora, hemos conseguido no perder a nadie. Así les damos una esperanza, porque si abandonaran el curso se quedarían sin titulación, su futuro sería aún más oscuro de lo que es. También hemos adaptado los horarios de las clases para que nunca terminen cuando es de noche, que aquí cae temprano, porque viajar en ese momento se vuelve más problemático. Al mismo tiempo, nunca hemos dejado de ayudar a la gente con nuestra panadería, que produce pan todos los días, que distribuimos a unas 130 familias, a asociaciones que ayudan a niños con problemas, a discapacitados y a residencias de ancianos».

Esperanza para el futuro

El convento salesiano está a dos pasos de la iglesia de la Natividad, en el centro histórico de Belén, y hoy incluye el Centro de Formación Profesional, que ofrece a chicos y chicas cursos de electricidad, mecánica, carpintería, artes gráficas y marketing digital. También está el oratorio y centro juvenil y el grupo scout. Con su misión, los religiosos intentan cada día infundir esperanza en los corazones y las mentes de los habitantes de Belén de cara al futuro, hacer posible una visión más positiva en una realidad que es, en cambio, de total prosternación social y económica, con una ciudad aniquilada por el bloqueo del turismo y las peregrinaciones, primero por la epidemia de cólera y ahora por la guerra en curso en Gaza. "Todo se ha paralizado, los hoteles, los restaurantes, los artesanos que trabajan la madera de olivo o los objetos de nácar". Y la pregunta que se repite es siempre la misma: ¿habrá futuro?

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28 febrero 2025, 14:33